La media sanción que obtuvo el Presupuesto 2026 en la Cámara de Diputados fue, pese a la celebración orquestada del gobierno y el aval de los mercados, un traspié obsceno en la negociación política de la mesa chica de Javier Milei. La aprobación del amplisimo capítulo 11 del proyecto -que incluía entre sus artículos la derogación de la ley de emergencia de Discapacidad, Garrahan, Universidades, Asociación Universal por Hijo, entre otras polémicas yerbas- dejó expuesto al oficialismo a tener un presupuesto con déficit fiscal, una herejía para la gestión libertaria. El veto de la ley, según confesaron desde las entrañas del poder ante Tiempo, es un hecho una vez que el proyecto pase por el Senado.
Hasta las 22 horas del miércoles, mientras Milei seguía hablando con el Gordo Dan en su programa de streaming Carajo, la mesa chica del gobierno compuesta por Karina Milei, Manuel Adorni, Patricia Bullrich, Luis Caputo, Martín Menem, Diego Santilli y Santiago Caputo tenía asegurado por el ministro del Interior y el titular de la Cámara de Diputados la aprobación del proyecto tal como estaba previsto. En el medio, todo se descompuso.
Según pudo reconstruir este medio de distintas fuentes del gobierno al tanto de lo ocurrido, la falla del operativo lleva el nombre de Santilli. Desde su llegada, el ministro del Interior estuvo a cargo de las negociaciones con los gobernadores y su única tarea, tras la conflictiva situación de Guillermo Francos, era concentrar el diálogo en una única figura y asegurarse con cuanta herramienta fuese necesaria el apoyo de los caciques en el Congreso.
Ni la amplia suma de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) que se habilitó en lo que va de diciembre, ni la concesión de la silla en el el directorio de Yacimientos de Agua de Dionisio, ni la entrega de una auditora en la Auditoría General de la Nación fueron suficientes para aflojar los corazones de Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) y Gustavo Sáenz (Salta), quienes hicieron votar en contra del polémico articulado a sus diputados.
El resultado final de la votación tomó de sorpresa no sólo a la oposición férrea de Unión por la Patria, que se abrazaron una vez expuesta la nómina como si hubiesen conseguido el triunfo en un mundial. La misma sensación de parálisis se vivió puertas adentro del gobierno, que intentaba entender cómo se le escapó una votación que, a priori, parecía por demás sencilla. Tanto es así que hubieron agentes del oficialismo que, minutos antes de la votación, afirmaban que La Libertad Avanza superaba por más de cinco bancas las necesarias para aprobar el capítulo. No ocurrió.
Las horas que siguieron a la aprobación fueron frenéticas. Desde la mañana, algunos agentes del oficialismo hicieron circular que, de aprobarse de esta manera en el Senado, el presidente vetaría el proyecto. Lo cierto es que esa posibilidad está latente, sin embargo, hay quienes aseguran que esas versiones comenzaron a distribuirse incluso desde antes que el propio Milei bajara línea de cómo obrar frente al fracaso de aprobar un presupuesto con déficit fiscal.
La intención del gobierno es insistir con incluir modificaciones del capítulo 11 que dejen afuera todas las leyes que empujen al déficit al gobierno. Por eso, el oficialismo buscará derogarlas en el tratamiento del próximo 26 de diciembre en el Senado y volver a debatir el proyecto el 29 de este mismo mes en Diputados. Tiempos jugados.
Los resquemores se pusieron sobre la mesa en la cumbre de mesa política que los miembros llevaron adelante este jueves al mediodía en el despacho de Adorni. Después de más de dos horas de reunión, los popes libertarios acordaron abroquelarse alrededor del discurso de celebratorio de tener presupuesto después de tres años de gestión y de conseguir la aprobación de Inocencia fiscal, la reforma que dentro del gobierno consideran aún más importante que la ley de leyes.
En este sentido, el jefe de gabinete se fotografió con Santilli, imagen que fue publicada en sus redes con el epígrafe: “un paso más en el irrefrenable camino de la reconstrucción de la Argentina.” No faltaron voces que advirtieron que ésta fue una forma sutil del ex vocero de ponerle cara a una derrota letal. Ambas terminales involucradas lo niegan.
Adorni no fue el único apuntado. Hay quienes dicen que esta es una oportunidad para los Menem para limar la imagen de Santilli, quien apuesta todo su éxito en la gestión ministerial para ser galardonado con la candidatura a gobernador de la Provincia de Buenos Aires en 2027. Con el Colo afuera, el posicionamiento de Sebastián Pareja, con quien no tienen buena relación desde el cierre de listas, podría ser más viable. Si bien no son pocos los que advierten que la relación entre los armadores está rota, siempre es mejor un malo conocido que un bueno por conocer.
Pese a la mala praxis política en las negociaciones, lo cierto es que el origen del conflicto puede adjudicarse a la ambición de una única figura. Luis Caputo fue particularmente insistente en colocar dentro del Presupuesto el diabólico capítulo 11, un capricho convalidado por toda la mesa política del Ejecutivo que salió más caro de lo esperado.
Para evitar nuevos traspiés que perjudiquen lo que parecía ser un verano exitoso para el gobierno, en el marco de la mesa política se acordó que la reforma laboral pasará a tratarse recién el 10 de febrero en el Senado, todo un reconocimiento de la falta de números y apoyos en la Cámara alta, incluso de los mismos aliados. En esta diáspora de apoyos el rol de la CGT fue fundamental.
Desde hace dos semanas, la central trabajadora mantiene encuentros subterráneos con gobernadores de todo el arco nacional. Como contó este diario la semana pasada, los popes de Azopardo se reunieron en la Casa de Chubut en la Ciudad de Buenos Aires con los gobernadores Maximiliano Pullaro (Santa Fe) e Ignacio Torres (Chubut). En aquel encuentro, que también tenía prevista la participación de Martín Llaryora (Córdoba) que a último momento debió cancelar por fuerza mayor. La misma dinámica se repitió en los últimos días con nuevos mandatarios que accedieron a apoyar a la central en su puja contra el gobierno.
En este marco, además, se dio la masiva marcha encabezada por sindicatos de todo el país en Plaza de Mayo. En el gobierno hicieron saber que la convocatoria no les movió el amperímetro, aunque en voz baja en más de un despacho reconocieron que no tienen intención de tener a la CGT como enemiga. Es por eso que el oficialismo comienza a tener en los papeles la posibilidad de modificar ciertos artículos que compliquen la subsistencia de los gremios y el vínculo con la Casa Rosada. Toda discusión, por lo pronto, se dará después del período festivo y el receso vacacional de enero.
