Tras la pésima elección legislativa que hizo el radicalismo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo pasado, este martes se conoció la decisión del diputado nacional Facundo Manes de alejarse de la Unión Cívica Radical (UCR) para lanzar su propio espacio por afuera de las bases coloradas. Además, su hermano Gastón presentó la renuncia a la presidencia de la Convención Nacional del partido centenario.
Se trata de un nuevo quiebre en el radicalismo en el que, según le comentaron a Tiempo, “está todo podrido” con Martín Lousteau, de quien por estas horas, dirigentes de todos los puntos del país estarían pidiendo su cabeza. La ruptura representa, además, otra secuela del triunfo libertario en la CABA donde el partido centenario, cuya candidata principal era la joven Lula Levy (Evolución), obtuvo solamente el 2,3%, sin poder garantizar ninguna de las tres bancas que ponía en juego.
Manes integra el bloque de Democracia para Siempre en la Cámara de Diputados, que según pudo saber Tiempo no sufrirá ninguna alteración, ya que la intención del neurocientífico de romper en el espacio nacional se venía barajando desde hace varios meses. Incluso algunos recordaron el cruce violento con Santiago Caputo, donde después de haber sido intimidado por el asesor estrella del presidente Javier Milei lo subieron al ring electoral, en el marco de la apertura de sesiones ordinarias del Congreso el primero de marzo.
Manes, que finaliza mandato en la Cámara Baja el 10 de diciembre, encabezará un acto el viernes a las 10.30 de la mañana en Tigre y buscará presentarse como un outsider para enfrentar al gobierno de Milei en los comicios legislativos de octubre con la propuesta de crear “una nueva Argentina”: un gran frente opositor que abre el espacio a radicales, peronistas y ciudadanos sin afiliaciones.
En tanto, Gastón Manes presentó su renuncia dirigida a Lousteau y a los afiliados y criticó con dureza al presidente del partido. “En lugar del nadie se salva solo, ha primado un sálvese quien pueda”, escribió. Y señaló: “el partido ha perdido su cohesión doctrinaria y su identidad nacional”.
“Renuncio porque soy fiel a mis principios, no a los cargos”, explica en la carta. Además, afirma: “Lo que alguna vez fue una comunidad de pensamiento y acción, se ha visto reducido a una suerte de confederación de posturas provinciales, cada uno con sus urgencias, con sus lógicas locales y con sus pactos circunstanciales. No juzgo: constato. No ha primado una voluntad que exprese lo que alguna vez fuimos: un partido de ideas, no de circunstancias”.
Asimismo, en la misiva resaltó que el radicalismo, históricamente identificado como un partido de ideas, ha cedido terreno frente a una realidad que avanza en dirección opuesta a sus principios fundacionales. El dirigente también hizo un llamado a la reflexión dentro del partido, instando a sus correligionarios a no actuar como si nada estuviera ocurriendo. En su mensaje, evocó a figuras históricas del radicalismo como Ricardo Balbín y Raúl Alfonsín, recordando que la lealtad no debe confundirse con sumisión y que, en ocasiones, la renuncia puede ser un acto de fidelidad a los valores esenciales.
El malestar en el partido centenario no para de crecer. Muchos radicales reclaman y consideran tanto a Lousteau como al jujeño Gerardo Morales como los culpables de arruinar el espacio en los últimos años. Además, muchos reclaman que se concrete el encuentro de la convención radical que estaba llamada para abril, pero que quedó días antes se pinchó y quedó en la nebulosa.