A 10 años de su creación, el Museo Sitio de memoria ESMA, reconocido como patrimonio de la humanidad por Unesco y visitado por miles de personas al año, se encuentra en su momento más delicado: el gobierno de Javier Milei echó a casi la mitad de sus trabajadores y trabajadoras y lo degradó, junto con el Archivo Nacional de la Memoria, a ser una unidad organizativa que depende del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH).
Creado en 2015 en base a los testimonios de sobrevivientes y a prueba judicial, el Museo Sitio funciona donde fue el Casino de Oficiales de la ESMA, epicentro del centro clandestino de detención, tortura y exterminio, y es un símbolo de la memoria sobre el terrorismo de Estado y de su metodología de desapareción de personas.
A partir del decreto 344/2025, el gobierno nacional derogó su estructura y dejó a la institución y a su directora ejecutiva, Mayki Gorosito, en un limbo institucional. La decisión cayó como un baldazo de agua fría este jueves, mientras el equipo terminaba de preparar el acto para conmemorar su primera década.
Tras el evento, que fue acompañado por sobrevivientes, organismos de derechos humanos, embajadores, académicos, miembros del poder judicial, diputados y diputadas, Gorosito habló con Tiempo sobre este momento crítico que vive el Museo y el riesgo de que se profundice.
“Desde ayer, mi cargo no existe más”, explica pero señala que nadie se lo informó de manera oficial ni a través de los canales institucionales: “Es como un limbo porque nunca nos comunicaron de la manera que corresponde en la función pública”.
“Sabíamos que venía algo peor de lo que ya venía pasando porque el 30 de junio (cuando finaliza el plazo de la Ley Bases) se les acaba el tiempo para hacer estas reformas en todas las instituciones. Pero esto es un mamarracho, porque disminuyen a una unidad organizativa a instituciones como el Museo Sitio y el Archivo Nacional de la Memoria, dependiendo de un Centro que no puede absorber las competencias bajo ninguna circunstancia. Es un cúmulo de negatividades que se suman a las que ya veníamos viviendo desde noviembre, cuando empezaron los primeros despidos”, cuenta.
Gorosito destaca la importancia de sostener el Museo, al que describe como “imprescindible para la democracia”, y aclara que “el desmantelamiento de los de los sitios memoria no empieza con esta desjerarquización, ya venimos con meses de nula ejecución presupuestaria para el mantenimiento y la conservación de los otros espacios de memoria de la Argentina y de la reducción a la más mínima expresión de sus equipos”.
-¿Cómo están viviendo esta situación desde el equipo del Museo?
-Ya hace meses que estamos viviendo incertidumbre porque toman decisiones y las lanzan como una bomba sin aviso de ningún tipo, sin consideración del impacto que tiene en las personas y en las instituciones, sin saber lo que va a pasar al otro día. Ahora estamos en un momento de angustia, de incertidumbre, de mucha bronca, pero hay que tener templanza y no ser como ellos, obrar como nosotros somos, con respeto, con altura, con rigurosidad profesional, con fundamento. Hasta que no me llegue la comunicación oficial, el trámite administrativo que me comunique oficialmente mi separación de la función, no voy a hacer abandono del lugar de trabajo ni de los equipos, así que abriremos las puertas y veremos cómo se presenta cada hora la situación.
-En este contexto, ¿qué balance podés hacer de estos 10 años?
-Es un balance muy positivo pero muy triste, aunque creo que triste queda un poco corta como palabra para describir que los 10 años del Museo Sitio nos encuentren en este momento. Es muy notorio como la institución fue creciendo, fue fortaleciéndose, fue incorporando más profesionales y más profesionalidad y la candidatura a Patrimonio Mundial de la UNESCO fue una gran oportunidad para reforzar algunos aspectos y demostrar en ámbitos internacionales el nivel de gestión que desarrollaba el museo.
-¿Está en riesgo el Museo?
-El riesgo en mi opinión se vive cuando pasan estas cosas que están pasando desde noviembre del año pasado. El riesgo de no tener capacidades para funcionar como debe funcionar una institución tan importante para la Argentina, para la región y para el mundo. Ese es un riesgo con el que ya convivimos, es un riesgo existente. Y como no contamos con información sobre lo que están planificando, no sabemos qué otro riesgo se puede sumar. La transformación de la Secretaría de Derechos Humanos en subsecretaría y la disminución de la categoría institucional del Archivo y del Museo fue también acompañado por un anuncio de más despidos, de mayor reducción de las plantas. Así que no sabemos lo que se nos viene. No sabemos nada porque además ellos tienen absolutamente cortado el diálogo con la conducción del Museo. Así que ahora estoy hablando con vos y puede estar pasando algo peor…
Recortes al derecho a la memoria y a la identidad
Con una serie de reformas institucionales, esta semana el gobierno nacional profundizó su política negacionista y desarmó algunos organismos clave para sostener la memoria, la verdad y la justicia.
A través de un anuncio del vocero presidencial, Manuel Adorni, y del Ministerio de Justicia, el Ejecutivo degradó la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación a una subsecretaría con el argumento de ajustar aún más su ya esquelética estructura.
En paralelo, dos áreas completas salieron de su órbita: el Archivo Nacional de la Memoria y el Museo Sitio de la ESMA, que pasaron a depender del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH).
Este viernes, a través del decreto 351 se transformó el Banco Nacional de Datos Genéticos de un organismo descentralizado a un organismo desconcentrado, reduciendo así la estructura y la autonomía de la institución que se encargar a hacer el entrecruzamiento genético para encontrar nietos y nietas apropiados durante la dictadura.
En un comunicado publicado este viernes, Abuelas de Plaza de Mayo manifestó su profunda preocupación por estas medidas, que consideró “un nuevo ataque del Gobierno contra el derecho a la memoria y a la identidad” y llamó a “frenar el avasallamiento de derechos y la destrucción del Estado, antes de que sea tarde y ya no quede nada”.