El paso de Franco Colapinto por el principado de Mónaco se transformó en un trabajo de excelente calificación dentro de la Fórmula 1. Las estrechas calles del trazado callejero fueron una dura prueba para un piloto que después de si debut en Imola, debía rendir de buena forma para lograr tener aire fresco y algo de tranquilidad después de varios días de turbulencias en el equipo Alpine. No fue fácil. Pero Franco Colapinto logró sacarse esa mochila que empezaba a pesar mucho después del sábado complicado de clasificación.
La clasificación le había dado un duro golpe al equipo Alpine con los dos autos lejos de los puestos deseados. Franco había terminado en el puesto 20 pero fue beneficiado por algunas sanciones que lo depositaron en el puesto 18 de la grilla y desde ahí debía tratar de avanzar en un circuito donde lo último que se puede hacer es justamente avanzar. La chance estaba sujeta a la estrategia y a la posibilidad que brindaba la categoría con la nueva reglamentación de dos paradas obligatorias, y allá fueron los estrategas de la escudería.
Franco debía cumplir con su capacidad de administrar los neumáticos y se largo a la tarea de exprimir el potencial de los compuestos duros con los que inicio la carrera. Pero otra vez el destino parecía encapricharse y las cosas venía poniéndose difícil por que los neumáticos no rendían lo esperado entonces allí el equipo lo llamó al box y luego cumpliendo con las dos paradas, Franco pudo salir a correr la carrera concentrado en administrar el desgaste de los compuestos pensando en ir avanzando con los rivales en los pits.
Ganar en Mónaco significa una cierta consagración que se va consolidando con el resto del calendario. Pero Mónaco es especial y por eso funcionar bien significa ponerse una chapa de candidato o buen piloto. Este domingo Franco Colapinto dio un paso importante en su camino por demostrar su capacidad. Otra vez supo administrar los neumáticos y eso le sirvió para el Sting final con mas de la mitad de las vueltas por delante sin la obligación de detenerse en los boxes pues ya había cumplido con ese requisito.
Alpine tuvo un fin de semana complicado y opuesto con sus pilotos. Tanto así que Flavio Briatore, principal asesor deportivo del equipo solo pudo rescatar y destacar el trabajo realizado por el argentino. “Lo único bueno de este fin de semana ha sido Franco, que no ha tenido accidentes y fue fuerte; el resto habrá que olvidarlo” comentó el empresario italiano quien se fue de Mónaco con la satisfacción de Franco Colapinto y la decepción de Pierre Gasly por el accidente con Yuki Tsunoda. El equipo se fue sin sumar puntos, pero con la alegría del deber cumplido por el argentino.
Pasó el GP de Mónaco. Ya es historia una de las carreras más importantes del calendario y con eso la participación de cada uno de los pilotos que se llevaran la decepción o la alegría del deber cumplido. Franco Colapinto cumplió, dejó satisfecho y contento al equipo. No se golpeó y demostró su capacidad para sostener y administrar los neumáticos y las presiones que generaba su participación en el callejero donde más de uno esperaba el golpe del argentino que nunca llegó y, además, sacó a relucir su capacidad personal como piloto. Franco cumplió y ahora ya debe pensar en Barcelona, otra dura prueba que esta un puñado de días por delante.