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Carolina Rossi y el futuro de los negocios entre América Latina y Europa

Carolina Rossi y el futuro de los negocios entre América Latina y Europa


Lisboa, Portugal. En un mundo que se reconfigura a pasos agigantados, donde las geopolíticas danzan al ritmo de tensiones y oportunidades, Carolina Rossi emerge como una voz singular. Con un pie en el Cono Sur de América Latina y otro en las capitales europeas, esta chilena no solo ha vivido entre distintas culturas, sino que ha aprendido a tejerlas en proyectos de magnitud. Su trayectoria, que abarca desde el equipo fundador de Start-Up Chile hasta su rol como miembro del Advisory Board de la WSA de Austria, la convierte en una traductora privilegiada de los códigos que podrían unir a la Unión Europea y América Latina en un nuevo eje económico. En esta entrevista, Rossi no solo comparte su visión, sino que traza un mapa para que el Sur deje de mirar al Norte y el Norte, por fin, voltee hacia el Sur.

Desde tu experiencia, ¿qué recomendaciones concretas les darías a jóvenes emprendedores en América Latina que hoy están arrancando?
-El cambio siempre parte desde uno mismo. Los argentinos, por ejemplo, tienen una característica genial: una actitud de creerse el cuento, de ir más allá, de mover fronteras. Esto es fundamental en cualquier sociedad y hay que copiarlo. Llevándolo al ámbito de hacer empresas, en donde la incertidumbre de no saber qué pasará es clave, ese mindset emprendedor, de avanzar sin tener certezas, es el primer pilar para emprender. América Latina tiene fuerza y manejo de lo impredecible, sabe cómo lidiar con la inestabilidad y los cambios.

¿Cuáles son, para vos, los principales desafíos económicos que enfrenta hoy el continente?

-La verdad es que América del Sur sigue invisible para el resto del mundo, creo que aún más invisible que cualquier región. Los jóvenes europeos viajan a Asia, al Medio Oriente y a África, probablemente más que a nuestras ciudades, a pesar de la conexión histórica. Dado ese paradigma de distancia que va más allá de la geografía, hay muchas oportunidades que no han sido tomadas en cuenta y se sigue manteniendo una mirada colonialista del territorio. Depende de la misma región cambiarla, jugársela por un liderazgo bottom-up que muestre que el potencial está en el talento y la rapidez en ejecución de sus profesionales, en la aplicación de tecnología en la búsqueda de sus minerales y en la apertura para resolver problemas globales desde el sur del mundo de una manera diferente.

¿Qué impacto tienen la desigualdad y las brechas educativas sobre el desarrollo tecnológico y la innovación?

-Prefiero enfocarme en la desigualdad intelectual. En épocas de inteligencia artificial, la brecha entre el que realmente sabe y el que cree saber se va a extender más. En la región hay generaciones completas que, dadas las condiciones económicas, no tuvieron la chance de educarse al nivel necesario para estar en los debates de alto impacto. Se debe corregir.

¿Por qué creés que el venture capital todavía no termina de despegar en Sudamérica?

-Europa y nuestra región están bastante más atrás en lo que respecta a inversión en scaleups, es decir proyectos que necesitan sobre los 100 millones de euros para escalar. Por eso, la UE trabaja en un cambio: desde 2021, Horizon Europe ha asignado 95.000 millones de euros, lo que supone 12.000 millones en financiación de startups, un 33x ROI. Es difícil equiparar ese aporte de dinero público en innovación con arcas fiscales menores y con menos carga impositiva, como sería el caso nuestro. El juego está en hacer jaque mate en temas de eficiencia en el uso de los recursos, incentivos tributarios para atraer más inversión.

Con los costos energéticos al alza y con otras regiones mucho más económicas, ¿pueden los países latinos generar startups realmente competitivas a nivel global?

-Una de mis grandes apuestas es cómo empezar a realizar análisis de riesgo con una mirada geopolítica y de políticas públicas para las grandes corporaciones europeas que comenzarán a examinar al Cono Sur para mantener su independencia. Los europeos necesitan mirar más allá del mar, co-construir junto al Cono Sur en el ámbito de las energías limpias, nuevos recursos naturales e innovación.

¿Cuáles son los sectores donde ves más margen para innovar a pesar de los costos estructurales?

-Todo el Cono Sur puede entregar más de lo pensado: en nuevos alimentos y proteínas, en energías limpias y nuevos hubs de desarrollo.

Con la reconfiguración global y la posible vuelta de Trump, ¿cómo lo ves?

-Este es el momento del eje Europa-Cono Sur, con Brasil en otro carril. El problema es la continua invisibilidad del continente americano, que sigue generando desconfianza. Pero con 600 millones de hispanohablantes, todo lo que venga de nuestros países tiene un potencial de escalabilidad. Hay que aliarse con Asia y Europa. No creo que Estados Unidos sea el aliado de la región en esta nueva época.

-Trabajaste en distintos países y culturas. ¿Qué es lo que te sigue impulsando a ilusionarte?

Parte de mi rol es abrir puertas en lugares inesperados y hacer vínculos de proyectos de magnitudes. Intento conectar con la esencia de un lugar geográfico y forjar comunidades de todos los niveles. Tenemos todo para triunfar como continente. Ahora es el momento de creerlo e ir para adelante.



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