La visita de Estado que Javier Milei realizará esta semana a los Estados Unidos estaba decidida por Donald Trump desde principios de año. Faltaba ponerle la fecha para darle un marco institucional a todos los viajes informales que el economista libertario realizó desde que asumió como presidente argentino. Ahora se terminaron los amagues y finalmente Milei será recibido en la Casa Blanca por su nuevo amigo republicano. Se hospedará en la famosa Blair House, destinada a los visitantes extranjeros ilustres. Mantendrá una reunión en el Salón Oval, el mismo lugar donde posaron los demás mandatarios argentinos: desde Carlos Menem y Néstor Kirchner hasta Mauricio Macri. Llegó el turno de Milei. Será en un momento de alta exposición para la relación bilateral, pero también una inflexión para el salvataje y el rescate financiero que decidió la Casa Blanca para respaldar al mandatario libertario en la recta final para las elecciones legislativas del 26 de octubre.
A diferencia de las visitas de Estado que realizaron otros presidentes argentinos, la de Milei tiene un diferencial. Se concretará después de cuatro días de reuniones reservadas entre el ministro de Hacienda Luis “Toto” Caputo, su equipo económico, y el secretario del Tesoro Scott Bessent, transformado en el último garante del modelo libertario antes de los comicios que se realizarán dentro de dos semanas.

Foto: White House / Press
El clima electoral argentino también se trasladó a Washington. La sobreventa de expectativas que impulsó Bessent tuvo consecuencias dentro del sistema político norteamericano. En el trumpismo relativizan el peso de la propuesta “No al rescate de Argentina”, impulsada por senadores demócratas que buscan impedir que Trump utilice el Fondo de Estabilización Cambiaria del Departamento del Tesoro para ayudar al gobierno de Milei en medio de un escenario de inestabilidad cambiaria peor al que ya viene atravesando.
Las quejas que salen del Capitolio contra el salvataje republicano para Milei son una muestra del apoyo inédito que está utilizando Trump por medio de Bessent. En la cumbre de este martes comenzará a conocerse la letra chica del acuerdo, es decir, las concesiones que hará el gobierno argentino a partir del desembarco del Tesoro en la economía local. Según confiaron fuentes cercanas al intercambio, las demostraciones estarán más concentradas respaldar a Milei antes de las elecciones del 26 que en explicar cómo sostendrán esa asistencia después de esa fecha en caso de que La Libertad Avanza afronte una derrota electoral que ponga en crisis dos objetivos de corto plazo. Uno: contar con números menos esquivos en el Congreso. Dos: poder sostener acuerdos políticos para una nueva etapa del ajuste a partir del 10 de diciembre.
Las dos premisas son la zanahoria que sostiene la puesta en escena de esta semana, pero con un marco internacional muy relevante. Milei será recibido por Trump después del alto en fuego en Gaza y de sus fallidas aspiraciones para lograr un premio Nobel de la paz como el que obtuvo el demócrata Barack Obama.
Después de intervenir muy fuerte en medio oriente con el proceso de paz en pleno desarrollo, Trump abrirá las puertas de la Casa Blanca para poner a Milei en el centro de la atención global, al menos por 48 horas.
Fuentes diplomáticas confiaron a Tiempo que el menú del encuentro bilateral incluirá la confirmación del swap del Tesoro por 20.000 millones de dólares para el Banco Central y también la firma del acuerdo de reciprocidad comercial que Milei anuncia desde principios de año y que fue postargado con el correr de los meses. Argentina es parte del Mercosur y podría transformarse en un impedimento, pero tanto en Buenos Aires como en Washington aseguran que el acuerdo también será parte del encuentro.
La letra chica tiene costados que, por ahora, sólo han sido mencionados por Bessent, aunque no fueron desmentidos por los involucrados. Washington buscará acceso a la extracción de tierras raras, impulsará la inversión estadounidense en el sector nuclear y, en especial, con la participación de la empresa Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA), además de nuevos pactos en materia militar. “El problema que tenemos es que Milei le viene ofreciendo a los Estados Unidos más de lo que le han pedido las administraciones que lo han conocido. Ya pasó con los demócratas, con Joe Biden, y ahora está pasando con Trump, salvo por una diferencia determinante: ahora están jugando fuerte los argentinos que hicieron negocios bursátiles y financieros con Bessent”, evaluó una alta fuente diplomática en referencia al rol de Caputo y al papel del viceministro José Luis Daza en el vínculo con el jefe del Tesoro. Se conocen desde hace años. No sólo por JP Morgan sino por otros negocios en Wall Street donde Bessent los considera interlocutores privilegiados en un momento donde la relación la conduce el Tesoro y no el Departamento de Estado.

Quedan varias ruedas cambiarias por delante y nadie tiene claro si el Tesoro seguirá interviniendo a través de un banco para sostener el dólar después de las elecciones. Por ahora todo parece un salvavidas de campaña para llegar al 26. Algo queda claro: es difícil que el respaldo se diluya la semana que viene en medio de la visita de Estado, pero hay muchas dudas sobre la continuidad del rescate en noviembre”, alertó una fuente diplomática.
A la letra chica del acuerdo y los interrogantes del salvataje para mantener la paridad del dólar se suman los requerimientos políticos que los funcionarios libertarios prefieren omitir. El asesor presidencial, Santiago Caputo, está empeñado en exhibir una nueva etapa de la relación bilateral. Se aferra al vínculo con el asesor Barry Bennett, que llegó a Buenos Aires antes de la visita de Estado. Su presencia confirma que esta etapa del salvataje corre por cuenta de la Casa Blanca y es instrumentado por el Tesoro, pero en un clima donde los acuerdos políticos vienen acompañados por una plataforma de negocios donde se funde lo público con lo privado.
Un ejemplo es la inversión que anunció la firma OpenAI junto a la empresa Sur Energy para construir data centers en Argentina por 25.000 millomes de dólares. “Son gestos que necesitan concreciones. Falta saber si realmente harán esa inversión y si podrán operar el Estado argentino como lo quiere Milei con este sistema”, analizó un republicano con domicilio en Washington. Recordó los conflictos que surgen en la opinión pública estadounidense ante el nivel de contaminación que generan esos centros junto a la promesa de una flexibilización laboral que sigue dependiendo de números en el Congreso que Milei todavía no consigue.
Detrás de los anuncios de Bennet y el entusiasmo preelectoral de Milei hay otro capítulo de la letra chica: el imperativo de aumentar los pactos con el PRO y sumar nuevos aliados para garantizar nuevos acuerdos de gobernabilidad a partir de diciembre. La presencia de Washington, al menos en esta etapa de la campaña, no sólo condicionará económicamente a la Argentina para apuntalar a Milei. También forzará una nueva instancia de convivencia con el partido amarillo. Esa parte, cerca de Santiago Caputo, es la que menos quieren escuchar. Ya lo escucharon de los funcionarios del Fondo y ahora se los remarcarán en la Casa Blanca. Quizás por eso Macri y Milei quedaron en volver a encontrarse en noviembre, cuando haya terminado la campaña. Para ese momento podrán comprobar si seguirá en pie la sobreventa de expectativas que se ventilará en Washington, con un presidente Trump que, hasta hace dos semanas, creía que las elecciones presidenciales argentinas se iban a realizar el último domingo de octubre.

Foto: Generado por IA / Tiempo Argentino