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“Niños y jóvenes se van de EE UU para huir del acoso del crimen organizado”


La situación de la migración en Centro América está impulsada por factores económicos, políticos y ambientales. Se trata de una realidad compleja, con flujos migratorios que afectan a países de origen, los de tránsito y los de destino. La falta de oportunidades, la violencia y la pobreza son motores de la problemática, especialmente desde el triángulo norte, de Honduras, El Salvador y Guatemala. Desastres ambientales, eventos climáticos extremos y la degradación ambiental también contribuyen a la migración, forzando a personas a abandonar sus hogares. Justamente para tratar estos temas, nos comunicamos con Enrique Coraza de los Santos, doctor en historia e investigador especialista en Movilidad de Fronteras y Memoria de DD HH, Violencia e Interseccionalidad. Se encontraba en el Colegio de la Frontera Sur, ubicado en el sudeste mexicano (frontera entre Belice, Guatemala y el Caribe).

-La región se convirtió desde hace décadas en un corredor migratorio, con un aumento del tránsito a través de México y EE UU. Es un proceso de larga duración, que evidentemente tuvo diferentes momentos y se fue modificándose en función de la geo-política regional dirigida desde los EE UU, que tiene sus reflejos en las relaciones, sobre todo, con los gobiernos de México y los países de Centroamérica. Podemos considerarlos “productores de migrantes» que se convirtieron en países de tránsito. En el caso de México, después de la II Guerra con el programa Braseros se inauguró ese proceso de fuerte migración económica, primero. Y a fines del siglo XX se habían integrado a la caravana hacia el norte los países de Centroamérica. A fines de los ’90, por tragedias como el Huracán Mitch o las consecuencias de los problemas no resueltos de los conflictos armados y los efectos de las políticas liberales, se sumó una migración de origen económico. Ya en este siglo se agregaron contingentes que venían de otras regiones como América del Sur, del Caribe e inclusive de Asia y África.

Enrique Coraza de los Santos: “Niños y jóvenes se van de EE UU para huir del acoso del crimen organizado”
Enrique Coraza de los Santos, doctor en historia e investigador.

-El proceso de control del territorio y movilidades hacia EE UU es cada vez más fuerte.

-En esta administración de Trump, un país de retorno. Hoy por hoy, mucha de esa población migrante, que se dirigía por México de forma voluntaria hacia el norte, termina quedándose en territorio mexicano. Estamos en estas fronteras globales de movilidad que son muy sensibles a cambios tanto globales como regionales. Modifica las dinámicas de la población. Tuvimos en un momento, las Caravanas Migrantes, ahora tenemos un fuerte proceso de estancamientos o de estacionamiento después de la pandemia, que fue otro proceso en el que la población se quedó varada.

-¿Tiene efecto nocivo en la salud mental?

-Es una suerte de fracaso vivencial y hasta un fracaso familiar, porque se supone que buena parte de esta población, cuando llegó a los EE UU, lo que pensaba hacer era no sólo establecerse sino enviar remesas para su familia en el lugar de origen. Por lo tanto es visto como un fracaso no solo individual, sino familiar y social y hasta tendría efectos de carácter nacional. Muchas veces, estas remesas fueron fundamentales para el crecimiento del país de origen. 

-¿Hubo cambio de perfil en lo relativo a sus edades o su origen sexual?

-No solo tiene que ver con las personas que emigran. Se habló en el gobierno de Obama, del contingente de niños no acompañados y después de la feminización de las migraciones. Pero niños, niñas y mujeres históricamente han migrado: ahora se habla de las poblaciones LGTB. Los niños y jóvenes están transitando los territorios para huir del reclutamiento o la persecución del crimen organizado O territorios de violencia en manos del crimen organizado donde el Estado no está presente, donde las familias los envía a otros territorios, para evitar que los recluten o que los maten. Debemos mirar muy fino: estos distintos perfiles obedecen a situaciones que pueden ser convergentes pero son diferentes.

-Este mandato de Trump cambió los paradigmas?

-Debemos pensar que la dinámica de la política exterior de los EE UU es muy similar entre los demócratas y los republicanos. Las diferencias se dan en la política interior en materia social. Cuando EE UU actúa como potencia del norte global, sean demócratas o republicanos, terminan actuando de la misma forma. La mayoría de los conflictos de Medio Oriente se iniciaron en gobiernos demócratas, y el control tanto del territorio como de las movilidades, no tiene demasiadas variaciones. Obama fue el presidente que mayor número de deportaciones realizo en la historia de los EE UU. La diferencia con Trump es su retórica. Los gobiernos demócratas tienen altos niveles de deportaciones pero su retórica no es tan beligerante. Trump, en cambio, no tiene una retórica discriminatoria, pero es racista. Eso también refuerza sentimientos: no sólo en esta segunda presidencia se amenaza sino que literalmente se efectiviza la represión y se implementa una caza de migrantes. Buscar a los migrantes en todos los espacios no sólo incrementó el miedo: afectado a su vida cotidiana en relación a su dignidad y seguridad.  También han disminuido las remesas por el miedo. O por la denuncia de sus vecinos. En este escenario se está viendo un creciente proceso de deportación a distintas regiones del mundo, hasta la irracionalidad de deportar a migrantes mexicanos a países como Sudán del Sur. Estamos observando una profundización de este proceso persecutorio.

-Existen marcadas diferencias en las actitudes de los estados.

-Tenemos estados como California, en los últimos tiempos, donde hay un importante sector de la población que se está enfrentando a esas autoridades o instituciones que pretenden cazar a migrantes y que están deteniendo a personas de estos colectivos. O lo que está sucediendo con las universidades públicas en los EE UU. Es cierto que existe una gran población que resiste estas políticas siendo una población solidaria. Población que acoge al migrante y se enfrenta a funcionarios e instituciones que están deteniendo a la población migrante. No podemos generalizar, por más que tenemos gobiernos como el de Trump tan beligerante. Como ha ocurrido y ocurre en otras partes del mundo la solidaridad emerge a pesar de los gobiernos. Como la reacción de israelíes que ante el genocidio del Estado de Israel sobre la población gazatí expresan: «No en mi nombre».

-Desde hace un tiempo existe la política migratoria en Europa basada en la creación de estados norafricanos que cumplen el rol de «Estados Tapón».

-Hay un doble proceso de externalización y de internalización, en la medida que los controles de las movilidades se dan dentro del territorio. En México, también como país frontera o como frontera vertical. Por ser el país fronterizo con los EE UU, siempre ha cumplido ese papel, como los países del Mediterráneo con la Unión Europea: muros que frenan la migración venida de Centro y Sudamérica. Un rol de país gendarme haciendo el trabajo sucio.



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