Desde el primer ataque con tres muertos el 3 de septiembre, hasta la fecha, han pasado más de dos meses, otros 16 ataques, un total de 67 pescadores pobres asesinados, ningún kilo de cocaína rescatado y por lo menos cinco avisos del presidente yanqui en los que asegura la inminencia de un ataque “de decapitación” contra gobierno de Maduro. A una periodista de la CBS le contestó: «No puedo decirte lo que haremos» (Telemundo, 1 de noviembre).
Ese anuncio mortal no ocurrió y en más de dos meses sólo se han visto anuncios. No por falta de armas o necesidad geopolítica. Los portaviones estacionados en Puerto Rico es suficiente para invadir varias veces el país y la urgencia geopolítica se mantiene intacta.
Esta urgencia está trabada en un punto existencial. Ni Trump puede avanzar con Rusia y China en el medio, ni Maduro puede desprenderse de Moscú y Beijing, sin romper con su base chavista y dejar al país indefenso.
¿Entonces por qué EE UU no ataca? En esos mismos meses vimos llegar a puertos venezolanos, un poderoso avión militar ruso y una misión del gobierno chino firmó un acuerdo de tecnología militar con Miraflores (YVKE Radio, 14 de setiembre).
Para analistas y observadores anti imperialistas y favorables al gobierno venezolano, estas dos visitas son suficientes para concluir que Trump fue frenado y EE UU casi derrotado en el Caribe. La cuestión es más compleja, aunque las presencias de Rusia y China refuercen la defensa venezolana, hasta el punto de obligar al Pentágono a una reevaluación táctica.
Varios expertos militares y no militares estadounidense, muy críticos de Trump, como el coronel MacGregor, ex asesor del Pentágono, o los economistas Sachs y Wolf, sostienen que “un solo error de cálculo” podría empujar a EE UU a un despeñadero como el de Vietnam.
¿Qué aportan Rusia y China? Rusia brinda potencia misilística anti aérea y capacidad de reabastecimiento de los temibles Sukoi que ya están en el territorio. Lo de China es más sigiloso y avanzado. La noche de septiembre en que Maduro contó que ahora usaba un celular Huawei (y con él, seguramente el resto de la cúpula del gobierno), el Pentágono comprendió que el plan de cirugía y decapitación del gobierno chavista, se había complicado.
La IA y la telefonía Huawei descartan el asesinato a distancia de altos funcionarios chavistas con celulares que explotan en sus oídos, como logró la MOSAD en 2024 para matar varios cuadros de Hesbollah.
Pero el asunto es mucho más que tecnológico. Ni los 17 ataques directos sobre la costa venezolana-colombiana, ni los U$S 50 millones ofrecidos por la entrega de Maduro, ni los sigilosos y recurrentes encuentros nocturnos de algunos opositores con algunos generales y coroneles en Caracas y Maracay, lograron entusiasmar a nadie en las FANB. Y sin este factor no hay nada que hacer en el país de Hugo Chávez.
Tampoco lograron que un sector muy molesto de los pobres se movilice y acompañe las guarimba. La molestia por los salarios congelados y la inflación se quedó en eso: molestia.
Por último, el factor negociación. Maduro mantiene un canal abierto para un acuerdo. La vice Delcy Rodríguez, fue habilitada para eso. No hay nada aún, pero no está descartado.
El coronel retirado norteamericano Douglas Macgregor, ex asesor del Secretario de Estado, el lunes pasado le contó al profesor periodista Glen Diesen en su canal de Youtube, que «Maduro hizo su oferta a Trump aunque no todas las personas con las que he hablado me pueden dar detalles, pero aseguran que fue muy, muy generosa y lucrativa. La rechazaron porque Trump está persuadido de que todos los demás en la región (léase Rusia y China) deben ser expulsados…». «


