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Pese a la amenaza de Macri de conservar un PRO autónomo, el Gobierno ningunea su peso político dentro y fuera del Congreso


Ni la convivencia en las listas, ni el desembarco de Diego Santilli al Ministerio del Interior, ni las milanesas con ensalada. Ninguno de los guiños que el gobierno de Javier Milei concedió al PRO de Mauricio Macri sirvieron para aflojar con la insistencia del espacio amarillo de mostrarse como librespensadores pese al sometimiento casi vulgar al que asisten desde la llegada del libertario al Ejecutivo. Lejos de reconocer su reducido poder de daño, el expresidente insiste en mantenerse en pie y buscará condicionar al oficialismo en los próximos dos años dentro y fuera del Congreso.

Este mediodía, Macri reunió al desmenuzado partido en su legendaria sede de Balcarce 400. Durante más de dos horas, los popes del espacio amarillo se encontraron para volver a acordar lo que ya habían acondicionado varios meses atrás: acompañar pero con independencia. En una búsqueda desesperada por mantener su identidad, que dejó a la vista cuando volvió a remarcar que el PRO tendrá su propio candidato a presidente en 2027, el bostero les pidió a sus dirigentes y legisladores que acompañen al gobierno en los proyectos que buscará aprobar en las venideras sesiones extraordinarias, aunque les pidió que no abandonen la línea política del partido.

Macri le pidió a Ritondo mantener unido al PRO en la Cámara de DIputados

En este sentido, Macri hizo especial hincapié en pedirle al presidente del bloque PRO, Cristian Ritondo, que no negocie la consolidación de ningún interbloque con La Libertad Avanza. El ex presidente insiste en que el partido debe acompañar pero no dejarse fagocitar por el oficialismo, una apuesta cuanto menos incongruente si se tiene en cuenta el acompañamiento pleno que desde su espacio se le da a la gestión de Milei. Sin embargo, Mauricio está lejos de ser quien ponga las condiciones.

Luego del triunfo arrollador del partido violeta a nivel nacional, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, salió a marcarle la cancha al PRO y ninguneó al partido por contar con “sólo 22 bancas”, un golpe que dentro del espacio fundado en 2005 sintieron por debajo del cinturón. “Nunca nos interesó hacer un interbloque con quien nos ningunea”, dicen cerca del ex presidente para intentar despegarse del cachetazo. Las declaraciones del riojano escondían, además, un profundo enojo por las versiones que indicaban que podría ser reemplazado por Ritondo, abonado del despacho de Santiago Caputo.

Para el sobrino del ex presidente, el titular del PRO bonaerense operó en tándem con el asesor presidencial para arrebatarle su lugar dentro de la Cámara como contragolpe en la interna feroz que mantienen desde hace meses en la mesa chica del gobierno. En rigor, las versiones sobre un posible desplazamiento de Menem se extendían en la mayoría de los bloques, que hasta llegaron a evaluar posibles reemplazantes del propio oficialismo. El todavía ministro de Defensa, Luis Petri, fue uno de los sondeados. El triunfo electoral y la rapidez del menemismo por arrogarse el triunfo de sus listas bloquearon las negociaciones que, afirman quienes estaban al tanto de las mismas, estaban más que avanzadas.

Macri y el PRO: la batalla entre pertenecer y sobrevivir

Ritondo, por su parte, se mantiene en un lugar incómodo dentro del PRO. No sólo porque su vínculo con Macri dejó de ser de dependencia simbiótica como hasta ahora. El ex duhaldista logró consolidar un aceitado vínculo con Caputo, principal orquestador del desmembramiento de su partido, un lugar que le valió ser mirado de reojo dentro de su propio espacio. El Cabezón, quien conserva intacto su olfato político, entendió que plegarse al gurú presidencial y oficiar como interlocutor entre los deseos del ex presidente y el actual le garantizaría una supervivencia más que necesaria, un movimiento que no cayó en gracia en el macrismo puro. Sin embargo, la necesidad de perdurar pudo más que la exquisitez del paladar y una vez más el legislador pudo salir airoso.

Con este apoyo incondicional de su espacio, y la bendición del propio Macri, Ritondo se puso al hombro la rosca electoral que tenía a Sebastián Pareja y Eduardo “Lule” Menem como principales interesados. La batalla le costó varios lugares sensibles en la provincia y hasta un cuestionamiento interno que terminó en el inicio de una diáspora de nombres de la bancada amarilla. Las cuentas del fana del Rojo, sin embargo, nunca son de suma cero. Quienes lo conocen anticipan que el diputado buscará “cobrarse” el favor con desembarcos en delegaciones del PAMI y ANSES. Una especie de recompensa por dejarse apabullar por el tándem karinista. Win-win.

Como si fuese poco, el dirigente bonaerense también se encargó de garantizar el desembarco de figuras amarillas a una gestión que por mucho tiempo los mantuvo al margen. Además de acoplar segundas y terceras líneas, la llegada de Diego Santilli al ministerio del Interior y el empoderamiento de Guillermo Montenegro en la mesa chica libertaria contaron con su colaboración irrestricta. En el macrismo paladar negro reconocen la cintura del diputado, aunque se apresuran a advertir que todo fue gracias a la bendición de Mauricio. El mensaje que insiste en bajar el ex presidente es claro: todos son gracias a mí.

Desde el gobierno, por su parte, advierten que si bien el acompañamiento del PRO es necesario dentro del Congreso, la vigencia de Mauricio Macri no es vital. “Tiene 80% de imagen negativa. Mientras sus diputados voten como necesitamos, que diga lo que quiera”, se bofan en los pasillos de la Casa Rosada cuando se refieren al ex presidente. Además de desestimar los movimientos del bostero, cerca de Milei afirman que no está prevista una nueva cumbre entre ambos mandatarios en el corto plazo ni futuros gestos para su espacio. “Los que quieran acompañar, bienvenidos, los que no, allá ellos”, sentencian.

Pese a que el ex presidente insiste en mantener separado su partido, desde hace meses que no hace más que impulsar fugas nacionales. En Córdoba el calabrés ordenó intervenir por tercera vez el partido local para destituir a Oscar Agost Carreño, quien sigue aferrado a su cargo. Si bien la justicia ya desestimó dos veces las presentaciones del partido, Macri dispuso a la concejala y miembro de la filial cordobesa de la Fundación Pensar, Soher El Sukaría, como interventora.

Es una incógnita lo que pueda ocurrir en el futuro con el lugar que ocupará Gisela Scaglia. La vicegobernadora, quien compitió el último 26 de octubre por una banca en Diputados, decidió plegarse al armado de Provincias Unidas, que apostó por la repavimentación de la inquebrantable avenida del centro. La electa legisladora participó este miércoles del cónclave amarillo, pero entre sus propios colegas se esparse la duda sobre cuál será su futuro dentro la cámara. Los gobernadores confirmaron que consolidarán su propio bloque federal que usarán para negociar con el gobierno, un espacio al que, por su participación, la segunda de Maximiliano Pullaro debería asistir. Las definiciones, dicen desde el PRO, están al caer.



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