En las elecciones presidenciales del domingo 16 de noviembre en Chile se presentarán ocho candidatos, de los cuales cuatro tienen posibilidades de pasar a segunda vuelta, la que se realizará el 14 de diciembre. La favorita de obtener la primera mayoría relativa en primera vuelta es Jeannette Jara, militante del Partido Comunista de Chile, ganadora de las primarias de fines de junio de 2025 del oficialismo Unidad por Chile. Esta es una coalición de centroizquierda integrada por: socialistas, comunistas, demócratas cristianos, radicales, liberales, frente amplio, humanistas y ecologistas. La derecha no se presentó a las primarias de junio y llega a estas elecciones con tres candidatos, de tal forma que las elecciones de noviembre constituirán una primaria de hecho dentro de ese espacio político, donde se definirá al candidato que enfrente a Jara en segunda vuelta. Los tres candidatos de la derecha son: Johannes Kaiser, José Antonio Kast y Evelyn Matthei.
La encuestadora La Cosa Nostra, que dirige el sociólogo Alberto Mayol, de mayor grado de predictibilidad que otras agencias, ha dado a lo largo de los últimos meses a Jeanette Jara una intención de voto de entre 33 a 36%, y a los candidatos de derecha por debajo, en un escenario estadístico de triple empate del 18 por ciento. La pugna interna dentro de ese arco político es entre la derecha de Chile Vamos de Matthei y la ultraderecha representada en las figuras de Kast y Kaiser. Hasta el mes de agosto de acuerdo a las encuestas, Kast iba primero dentro del espacio de derecha, en segundo lugar Matthei y tercero Kaiser; pero a partir de ese mes, señala Mayol, “Kast cambio de estrategia y pretendió tomar el control absoluto de la derecha y este control absoluto se convirtió en lo contrario”. Es así como Kast de agosto a octubre bajo en intención de voto y crecieron Matthei y Kaiser. Prosigue Mayol, “en primera vuelta Jara va a ganar con distancia importante”, lo que le da “un escenario de clima político un poquito más favorable”, pero en segunda vuelta “es baja su probabilidad” de ganar. Con cualquiera de los candidatos de derecha que se enfrente Jara – al día de hoy – sería derrotada, y con Matthei en particular la diferencia sería mayor.

Una de las razones de la debilidad del oficialismo y por ende fortaleza de la derecha, es la derrota en el referéndum por una Nueva Constitución en Chile del año 2022 para reemplazar a la constitución de la dictadura de Pinochet. Esta exigencia surgió de “la revuelta” de octubre de 2019 que se extendió hasta marzo de 2020 y que levantó como banderas la dignidad, fin a los abusos y una nueva constitución. En ese contexto fue electo Gabriel Boric presidente de Chile en diciembre de 2021. Al día de hoy aún permanecen personas detenidas de “la revuelta” y cubre un manto de impunidad a los carabineros responsables del daño ocular a más de 450 jóvenes y asesinato de más de 30 personas. Esto es una deuda del gobierno de Boric y tiene un efecto de frustración en la población por ausencia de justicia.
La ultraderecha Kast-Kaiser tiene vínculos con su símil argentina, a través de la Fundación Faro que dirige Agustín Laje, donde el tercer hombre es Axel Kaiser, hermano de Johannes. Por otro lado, el viceministro de Economía, José Luis Daza (ex JP Morgan), fue asesor económico de Kast cuando este se presentó a la presidencia en el año 2021.
La candidata de la derecha tradicional, Evelyn Matthei, es percibida por la población, entre todos los candidatos que se presentan, como la que tiene mayores atributos para garantizar gobernabilidad y con un liderazgo menos peligroso para el país. Lo anterior refleja un “voto útil” que estaría beneficiando potencialmente a Matthei con votantes que dicen: “no quiero que pase alguien de ultraderecha. Si Jara va a pasar la segunda vuelta, por tanto, prefiero que pase Matthei y entonces voy por Matthei”.
Jeannette Jara es una mujer que ha dado sorpresas, como ganar las primarias de junio de la coalición Unidad por Chile, donde no era favorita. Como ministra del Trabajo mostró su capacidad para llegar a acuerdos como el aumento del salario mínimo a 540 dólares y a una reducción en forma escalonada de la jornada de trabajo, para llegar a 40 horas en 2028. Tiene la habilidad suficiente para ganar en primera vuelta, y después ir por más, como cambiar el contexto aparentemente desfavorable de la segunda vuelta.


