Desensillar hasta que aclare o redoblar la apuesta con lo que tiene. Son las dos opciones que tiene Mauricio Macri una semana después de la última cena que compartió con Javier y Karina Milei. Entró a ese encuentro convencido de relanzar la relación con los hermanos libertarios y salió con el trago amargo de la renuncia de Guillermo Francos como jefe de Gabinete. En la Casa Rosada insisten que la escena fue definida por la hermana del presidente. Una semana después de semejante zamarreo, circula una nueva versión sobre las razones de la eyección del exministro coordinador. Karina decidió cortarlo y ofrendar su cabeza en la cena con Macri porque el entonces funcionario le aseguró al presidente que podía encontrar una salida a la interna entre su hermana y el asesor Santiago Caputo. Tanto en La Libertad Avanza como en el PRO que se acerca cada vez más a la Rosada aseguran que la caída de Francos fue por esa oferta y no por reconstruir la relación con el fundador del PRO, cuando había sido el mismo que, a fines de 2023, se encargó de impedir el desembarco de Macri y su partido en el primer gabinete libertario.
La cena del viernes pasado golpeó a Macri doblemente. No sólo lo desautorizó sino que lo descolocó en una muestra de poder sobre su partido que le resulta intolerable. Después de la decepción que vivió en Olivos, el magnate se demoró casi un día en expresarse públicamente. Le pegó a Manuel Adorni por considerarlo inexperto para reemplazar a Francos, pero un día después tuvo que salir a respaldar la designación de Diego Santilli en ese cargo. El gesto público pareció una forma de superar el volantazo de ese fin de semana, pero el expresidente perdió mucho poder en 72 horas y ahora quedó como protagonista de una nueva ofensiva, articulada por los hermanos Milei para reeditar una nueva versión del intento fallido de 2023: un PRO sin Macri que esté cada vez más cerca de Milei.
El expresidente tiene menos chances para resistir que hace dos años. Cuando estaba en Chile, antes de la última cena en Olivos, Macri lanzó una frase que despierta intrigas en el PRO y suma inquinas en el Gobierno. “En 2027 tendremos candidato propio”, vaticinó el exmandatario.
El mensaje fue leido como una afrenta en Balcarce 50, pero Macri no piensa resignarlo. El próximo miércoles reunirá al Consejo Nacional del partido amarillo para definir los pasos a seguir después del golpe que vivió hace una semana. Uno de los platos fuertes será la reivindicación de Santilli como ministro aportado por el PRO, pero hay un debate de fondo, porque la inclusión del Colo es más violeta que amarilla desde hace dos años y eso debilita la idea de Macri de adjudicarse la inclusión de un ministro propio.
Reivindicar a Santilli es un objetivo de máxima para el PRO que le quedó a Macri. El flamante ministro del Interior es parte del dispositivo del partido amarillo que podría debilitar mucho más al expresidente. Los deseos de autonomía de Macri penden de los dirigentes más cercanos a Milei. Antes de la cena fatídica, la ministra de Seguridad y senadora electa, Patricia Bullrich, buscó sumar porotos con Milei y ordenó la partida de siete diputados que le responden para que integren el bloque de LLA. El movimiento debilitó todavía más a Macri y le restó capacidad parlamentaria ante una dupla que arranca con Santilli y sigue con Cristian Ritondo, titular del bloque en Diputados.
“Si los dos deciden acelerar el acercamiento con el gobierno, Macri se va a quedar muy solo incluso en las dos cámaras del Congreso, porque no ha parado de perder legisladores”, admitió un importante legislador del macrismo que festeja la designación de Santilli, pero asume que hace rato que no responde al PRO.
Ahí radica el disparador de las mayores dudas sobre la reunión del próximo miércoles. “Mauricio no se banca las medias tintas y es lo que tendría que hacer ahora. O gana o pierde y en este caso tendría que caminar entre ambas opciones”, analizó una importante dirigente del Congreso que se siente cada vez más lejos del magnate y del partido que ayudó a construir.
Hay otro problema. En el partido amarillo recuerdan que Macri casi no jugó en la campaña y cuando lo hizo fue para respaldar sólo a sus candidatos. Después viajó a Chile y lanzó su arenga para 2027. Quienes lo defienden sostienen que el exmandatario está pagando, en parte, las consecuencias de sus propias decisiones políticas sin asumir que pelearse con Karina y descalificarla trajo consecuencias que van más allá de la inquina entre ambos y ahora condiciona a todo el partido.
En la Rosada son menos elegantes para definir los movimientos de Macri. “Hizo un papelón. No acompañó a nuestros candidatos y después se sentó a cenar con Karina enfrente luego de haberse peleado con ella durante dos años. Obviamente algo iba a salir mal”, reflexionó un inquilino de Balcarce 50.
Los daños que registra el magnate son contabilizados en tres frentes. En el Ejecutivo perdió todo tipo de influencia y ya hay un ministro que fue del PRO y ahora no le responde. En el Congreso, si insiste con romper, corre el riesgo de afrontar un éxodo mayor al vivido. A los siete bullrichistas que se fueron del bloque de la Cámara Baja hace 10 días se sumaron otras dos legisladoras cordobesas que partieron esta semana: la senadora Carmen Álvarez Rivero y la diputada Belén Avico. El resquebrajamiento del poder legislativo del PRO será parte de la reunión del miércoles. A esa tensión se suma el problema electoral porque Macri no pudo frenar la pérdida de votos a manos de LLA y el gran ganador de Provincia de Buenos Aires es Santilli, que el PRO ya no puede contar como propio. A eso se suma el rol de Bullrich, que desde el 10 de diciembre será titular de la bancada libertaria en el Senado. Quienes la conocen de sus primeros pasos, cuando fue diputada, desconfían de su capacidad para sellar acuerdos. “Ella va a romper, no va a pactar y el PRO tendrá muchas menos chances que ahora” vaticinaron en la Cámara Alta. Así llega Macri al 10 de diciembre: debilitado, a merced de quienes no lo acompañaron y a un paso a asistir a la versión más chica del partido que fundó hace 20 años.
