Uno de los temas prioritarios en la agenda del papa Francisco fue el de los migrantes, y nadie duda que también lo será en la de León XIV. Ese drama se acrecienta por factores humanitarios que no se solucionan, sino que acrecientan su dramatismo, y además, aunque no sea una cuestión primordial, es la proximidad del Vaticano con el Mediterráneo, uno de los epicentros clave de ese flagelo.
Justamente, más de 10 mil muertos y desaparecidos en aguas de ese mar y en el Océano Atlántico en la travesía entre África y las Islas Canarias. Los desplazamientos humanos, según datos del ACNUR de mediados del 2024, superaron los 120 millones de personas. Por causas diversas: conflictos bélicos, persecuciones políticas, religiosas o étnicas, o episodios climáticos extremos como sequías extensas o inundaciones devastadoras. Las crisis migratorias son cada día más frecuentes y el imaginario xenófobo se convirtió también en el pensamiento hegemónico en la llamada Europa Fortaleza.

Desde Marruecos, Helena Maleno Garzón, activista por los Derechos Humanos y referenta del Colectivo Caminando Fronteras, analiza este flagelo. «Hablamos de la necropolítica: genera múltiples beneficios económicos. Cuando hablan de frenar las migraciones, en ese discurso racista de los gobiernos europeos, hay una cuestión ideológica. Pero lo que viene a tapar es un inmenso negocio de las empresas de armamento y de tecnología securitaria en su mayoría europeas, que invirtieron muchísimo dinero para desarrollar tecnologías de control. Venden armas en conflictos como los de Siria, República Democrática de Congo o en la región del Sahel. Provocan conflictos terribles: la gente debe desplazarse, se genera el negocio de dispositivos como excusa para frenar movimientos migratorios. Es una política de muerte que hace morir y deja morir, tanto en aguas del Mediterráneo como en el Atlántico. Esas vidas desechables, ese dolor que no es sólo muerte, sino el negocio de los secuestros y la violencia ejercida sobre las mujeres y las infancias, como ocurre también en la frontera sur de los EE UU».
-Desde la crisis migratoria de la guerra en Siria, en el verano europeo (agosto de 2015) se notó con claridad el incumplimiento del llamado cupo migratorio acordado por los 27 miembros de la UE. Ese escenario no sólo se agravó sino que produjo un marcado retroceso en las políticas de asilo en el denominado Espacio Schengen.
-No debemos olvidar que el derecho de asilo es muy restringido, y que se hizo para los europeos tras la Segunda Guerra. Es un derecho que no se abre a realidades y problemas como la trata, o los desplazados que están huyendo como efecto del cambio climático. Entonces, partiendo que es un derecho restringido, es para categorizar a refugiados y migrantes económicos. Son los que no tienen derecho a nada o derecho a las migajas. Pero los refugiados de Ucrania fueron prioridad, se les abrieron todas las puertas, se los documentó, se les dio acceso a derechos que no se les dio a otros refugiados como los de Mali, o de Congo, los refugiados olvidados. El discurso de la limitación del refugio sólo sirve para consolidar esa práctica xenófoba y racista de Europa. Además, el nuevo Pacto Migratorio ratifica lo que ya sabíamos: se criminalizará aún más a los desplazados y se pondrá mucho más el foco en grupos como la infancia que ya es criminalizada en Europa. Lo más terrible es que a partir de ahora van a ser perseguidos a través de ese Pacto, la protección del asilo y el refugio en Europa. Total fracaso: no tiene en cuenta la situación global y las nuevas realidades mundiales, como la expulsión de la gente de su territorio o el cambio climático.
-Bajo el concepto de necropolítica, ¿qué acontece en el Mediterráneo, en el Atlántico y en las fronteras?
-El concepto de «Europa Fortaleza» fue acuñado por un pensador camerunés, Achile Bembé. Dice que a esas vidas se las puede hacer o dejar morir. Son vidas que no valen, desechables. Esa necropolítica está en contraposición a lo que Michel Foucault denomina la biopolítica, es una política de muerte que está sustentada por un negocio que lucra con la muerte y el sufrimiento de cuerpos y vidas que son desechables en el sistema capitalista, que están en los márgenes. Bembe lo desarrolla en un libro. Ocurre en las fronteras africanas, también en territorios con muchas colectividades.
-En este proceso, un organismo que cumple una función de Guarda-fronteras de la Europa Fortaleza es la denominada Frontex.
-Se me ponen los pelos de punta cuando mencionás esa palabra. Yo sufrí un proceso de criminalización muy fuerte por parte de la Policía de Control de Fronteras Española, que intentó encausarme en España y, como no lo consiguió, habló con Marruecos para que se hiciera desde allí, donde residí una parte importante de mi vida. En esos informes de la Policía Española había otros, realizados por Frontex. No tiene ningún tipo de transparencia, se enriquecieron en forma exponencial en los últimos años. Es una agencia de guerra y de muerte en las fronteras. Acusada de violentar a refugiados, deportaciones irregulares, persecución de organizaciones de DD HH en fronteras. Por eso me indigna la impunidad con la que trabajan en la frontera. Se aprovechan de la extrema vulnerabilidad de quienes llegan de la travesía, para hacerles interrogatorios. Una actitud de insensibilidad que resulta repugnante.
-Otro perverso dispositivo de control es la Externalización de Fronteras.
-El Estado español fue pionero en Europa en la aplicación de este dispositivo de control fronterizo externalizado. Comenzó en 1994, con un acuerdo de buena vecindad con Marruecos: se conversó sobre deportaciones y devoluciones de personas en frontera y en terceros países. Marruecos nunca llegó a firmar este tipo de cláusulas, pero siempre jugó: en esa partida, España daba a Marruecos dinero o concesiones territoriales en el Sahara Occidental, mientras les arma gendarmes de frontera en sus territorios. No es exclusivo de Marruecos, en el estado fallido de Libia, o en Túnez. Se subcontrata a estados de otros continentes para cumplir con la tarea de gendarme.
-Es una suerte de productividad aplicada a la cacería humana.
-Si, un negocio donde un estado colonial a cambio de aportar un dinero, exige en contraparte la función de guardafronteras, ofreciendo dispositivos tecnológicos y armamentísticos. Dinero que el Estado Africano deberá utilizar para pagar el suministro de dispositivos tecnológicos e infraestructura como vallas y otras cosas para cumplir con la externalización fronteriza. Ya en el 2002, cuando trabajaba en los bosques cercanos a Ceuta y Melilla, la gente se ocultaba cerca de las inmensas vallas fronterizas. Losmigrantes ya decían que eran mercancías en manos de los Estados.
-Un escenario dantesco donde mueren y desaparecen miles de migrantes por año.
-Desde Caminando Fronteras monitoreamos agencias internacionales como la OIM. Nuestra organización monitorea las rutas migratorias que realizan las víctimas hacia el Estado español. Hay una ruta mediterránea que parte de Argelia hacia las islas Baleares en el Levante español. Hay otra que va desde el Alborán (norte de Marruecos) hacia Melilla y Andalucía. La ruta del Estrecho que también va a Andalucía. Y luego las que comienzan entre las ciudades de Agadir y Tajla, que van hacia las Canarias. Ya en el Atlántico, está la ruta de Mauritania, Senegal y Gambia. La mayoría que se dirige a las Canarias nunca llegan: se pierden en lo profundo del Atlántico. O como a mediados del 2023, un cayuco llegó al Brasil: había partido meses antes desde Mauritania, atravesó todo el Atlántico y llegó lleno de cuerpos… El año pasado pasó lo mismo con otro que arribó a República Domini