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El interés de EE UU en Tierra del Fuego y el DNU de ejercicios conjuntos, en la mira del PJ


La expresión apareció en un artículo de Infobae enviado desde Washington. Era “reformas geopolíticas”. Apenas dos palabras pero con gran poder de síntesis. La nota en cuestión atribuía la demora en el salvataje financiero de EE UU a la lentitud del gobierno de Milei para concretar “reformas políticas y geopolíticas”. La publicación coincidió en la misma semana con una medida gubernamental inédita y cuestionada legalmente por la oposición: la autorización por decreto de necesidad y urgencia (DNU 697) -y no por ley del Congreso- de un ejercicio combinado con la infantería de marina estadounidense.

Uno de los escenarios del ese ejercicio será Ushuaia; los otros, Bahía Blanca y Mar del Plata. La locación elegida -la más austral- no es un dato menor.

El DNU 697 fue publicado en el Boletín Oficial el martes pasado. Autoriza la participación de militares argentinos en un entrenamiento en Chile. Del mismo modo habilita el ingreso a territorio nacional de tropas extranjeras procedentes de EE UU (hasta 30 marines del Navy Seals) para la realización del ejercicio conjunto de fuerzas navales especiales bautizado Tridente. Los lugares elegidos para el entrenamiento, según detalla el anexo del DNU, son las bases de la Armada en Ushuaia, Mar del Plata y Puerto Belgrano (Bahía Blanca).

La capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e islas del Atlántico sur (su nombre completo es un dato insoslayable) tiene un raro privilegio: es una de las pocas capitales provinciales que fue visitada por Javier Milei en los 22 meses que lleva en la presidencia. La llegada de Milei a Ushuaia ocurrió el 4 de abril de 2024; duró pocas horas. Es recordada por su brevedad, pero también por lo sugerido, lo explícito y la polémica en que quedó envuelta. Lo más importante de aquel viaje fue la razón por la que Milei voló hasta el extremo sur: en la isla ofició de anfitrión de la ex titular del Comando Sur, la generala Laura Richardson, por entonces de visita en el país.

En aquella jornada, Milei hizo un discurso en el gimnasio de la base naval Almirante Berisso. Vestido con un camperón azul oscuro de la Armada, compartió una definición que no pasó desapercibida por sus implicancias (actuales y futuras) respecto a la soberanía. Al referirse al predio naval de Ushuaia sostuvo que al completarse las obras se convertirá “en un gran centro logístico” como también en “el puerto de desarrollo más cercano a la Antártida”. Y entonces agregó lo más inquietante. Dijo que ese lugar, por infraestructura y ubicación, “convertirá a nuestros países (sic) en la puerta de entrada al continente blanco”.

Esa última frase fue escuchada por Richardson, del Ejército de EE UU, quien siete meses después sería reemplazada en la jefatura del Comando Sur por un almirante de la Armada, Alvin Holsey. Otro testigo presencial de la frase de Milei fue el diplomático Marc Stanley, en ese momento embajador en el país. Stanley estaba a un palmo del presidente, audífono en el oído (aunque sabe castellano), para seguir al detalle la traducción simultánea oficial.

La sustitución al frente del SOUTHCOM está lejos de ser burocrática o meramente administrativa: muestra prioridades, y un perfil acorde a la búsqueda de control de los pasos biocéanicos. En lo que va de 2025 Holsey ya estuvo dos veces en la Argentina. En su primera visita volvió a elegir Ushuaia: pudo ver en el terreno la base naval y, según se informó oficialmente desde la ANAU (Área Naval Austral), observar la relevancia estratégica de esa “puerta de entrada y salida a la Antártida”.

Las reiteradas visitas y señales que emite EE UU sobre su interés en el extremo sur continental y el espacio marítimo hasta la Antártida son seguidas en detalle por el peronismo. Principal partido de oposición, el PJ -pese a matices o desacuerdos internos- cuenta con expertos en Relaciones Internacionales y en Defensa; también en geopolítica, que pone el foco en los cruces de geografía y poder.

Entre los especialistas circula con preocupación un antecedente de otras latitudes: la base naval de Rota, en las afueras de Cádiz, sur de España. Se trata de un complejo militar de uso conjunto entre Madrid y Washington en el que dos mil hectáreas son usadas desde hace más de 70 años por la Armada y la Fuerza Aérea de EE UU. El uso conjunto de esas instalaciones fue una de las claves de los acuerdos de 1953, por los que la España del dictador Francisco Franco recibió como contrapartida ayuda económica y cierto apoyo para salir del aislamiento.

Una voz autorizada para hablar de estos temas es el exministro de Defensa Agustín Rossi, en estos días ocupado en su candidatura a diputado nacional en representación de Santa Fe. Consultado por Tiempo, Rossi arrancó con un fuerte cuestionamiento al DNU 697, que autorizó el ingreso de los treinta Navy Seals sin intervención del Congreso. (El Navy Seals es un cuerpo de comandos que se inspiró en el Special Air Service británico, pionero en su tipo: el SAS fue recientemente retratado en una serie de la BBC.) “Es ilegal”, zanjó el exministro.

Y sobre el operativo ‘Tridente’, amplió: “Tiene que haber una ley del Congreso que lo autorice. Yo a veces he logrado las autorizaciones sobre el filo del inicio de un ejercicio, porque además tiene sus tiempos. Son proyectos (de ley) que se envían un año antes. Lo que ha hecho el Gobierno es insólito: los ejercicios militares no se hacen a las apuradas”.

Para Rossi, la omisión del Congreso se explica por otras razones, no por la necesidad de capacitación de las tropas argentinas. “Claramente lo han hecho respondiendo a otra mirada, sin ninguna duda”, remarcó. El exministro y exjefe de bloque en tiempos del kirchnerismo relacionó este episodio con otro hecho singular, la mencionada visita relámpago a Tierra del Fuego.

“Allí, y sin que nadie se lo pida -o al menos no sabemos que haya habido un pedido explícito-, Milei expresó su voluntad de construir el puerto naval de Ushuaia en forma conjunta con EE UU”, aseguró sin disimular sus sospechas. Por último, Rossi dejó un mensaje fuerte para todo el peronismo: dijo que el principal espacio opositor debe advertir que “romperá cualquier acuerdo” que avale un hipotético uso compartido con las fuerzas estadounidenses de las instalaciones portuarias y las aguas territoriales de Argentina. Algo parecido a la base naval de Rota.

“Yo no estoy de acuerdo. Y el peronismo tiene que decir que si vuelve al gobierno no va a aceptar este tipo de acuerdos, porque significan una cesión temporaria de la soberanía y la presencia permanente de tropas extranjeras. Si hubiera un acuerdo de esas características, un gobierno nacional y popular va a revocar esa decisión”, advirtió. «



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