A los 38 años, con 24 títulos de Grand Slam y más de 190 millones de dólares en premios, Novak Djokovic parece haber conquistado todo lo que un tenista puede soñar. Sin embargo, el número uno del mundo sigue encontrando motivos para emocionarse dentro del circuito. Tras avanzar a las semifinales del Masters 1000 de Shanghái, el serbio confesó cuál es el escenario que todavía lo hace sentir como un debutante.
“Wimbledon tiene una magia diferente”
Después de derrotar a Zizou Bergs por 6-3 y 7-5, Djokovic fue consultado sobre los lugares que todavía le generan sensaciones especiales pese a su extensa trayectoria. Sin dudar, eligió el templo del tenis: “Te diría que la Central de Wimbledon. Poner un pie allí es una sensación distinta al resto. No soy el único; la mayoría de jugadores sueñan con ganar allí, así que me considero un privilegiado por haberlo logrado varias veces.”
El siete veces campeón del torneo británico describió lo que siente cada vez que recorre los pasillos del All England Club: “Cada vez que camino hacia la cancha central, ver el pasillo con las fotos de los campeones, cómo cuidan cada detalle… Es algo que me pone la piel de gallina.”
Su cariño por Shanghái y el deseo de volver a coronarse
Además de elogiar a Wimbledon, Djokovic se mostró agradecido por el cariño que recibe en China. “Salir a la pista central aquí en Shanghái también me genera muchísimas emociones. Cada año el apoyo crece más, intento devolverles ese amor con buen tenis.”, comentó.
El serbio buscará su quinto título en el Masters de Shanghái, donde ya es el máximo ganador de la historia del certamen. Su último festejo fue en 2018, y ahora enfrentará en semifinales a Valentín Vacherot, la gran revelación del torneo.
Con respecto a su estado físico, fue sincero: “Mi pierna hoy estuvo bien. Siempre hay algo con mi cuerpo, pero estoy lidiando con eso día a día. Tengo un día de descanso y voy a volver con la actitud correcta y la intención de ganar.”
Djokovic continúa demostrando que, más allá de los récords, su verdadera motivación sigue siendo la misma: la pasión por competir y el privilegio de seguir sintiendo “piel de gallina” cada vez que pisa una cancha.
