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Después de meses sin contacto, Javier Milei y Victoria Villarruel volverán a cruzarse en el Tedeum


Después de más de dos meses de no tener contacto alguno, Javier Milei y Victoria Villarruel volverán a verse las caras. La cita será este domingo en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, donde se celebrará el histórico Tedeum por la conmemoración del aniversario de la conformación de la Primera Junta en 1810. Este será el primer encuentro que el binomio presidencial tiene desde la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, donde la tensión entre ambos fue indisimulable.

Según pudo saber Tiempo, la vicepresidenta estará junto a todo el gabinete en la tradicional caminata que la plana mayor del gobierno hace desde la Casa Rosada hasta la Catedral. En territorio enemigo, Villarruel se mostrará imperturbable y, fiel a su estilo, se abrazará al respeto de la institucionalidad que la llevó a chocar en más de una ocasión con ex compañero de banca. Más tarde, el presidente participará del emblemático cambio de guardia del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, órgano con el que el primer mandatario tiene particular aprecio. Pese a tratarse de un evento ponderado dentro del mundo castrense, no está confirmada la presencia de la vicepresidenta en aquel acto. 

El año pasado, cuando las diferencias entre el presidente y la vice aún se encontraban sumergidas bajo la euforia del triunfo libertario, ambos compartieron su primer Tedeum al que llegaron tomados del brazo, en una muestra de absoluta unidad. Un año después, con los puentes entre la Casa Rosada y el Senado completamente quebrados, será un misterio la actitud que tomarán los mandatarios a los ojos de los presentes y los miles de televidentes que seguirán el evento por cadena nacional.

Quienes están al tanto del conflicto entre ambos afirman que la relación entre Milei y Villarruel es irreconciliable. La amistad que los máximos referentes del Ejecutivo supieron cultivar años atrás comenzó a resquebrajarse cuando la vicepresidenta decidió mostrar su negativa a la propuesta de postular a Ariel Lijo como miembro de la Corte Suprema. La vice, incluso, llegó a dar un fuerte discurso en un almuerzo en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, en el que calificó al magistrado como una persona “falta de pergaminos” para acceder al máximo tribunal.

Pese a que esa cruzada fue trascendental para terminar de romper el vínculo entre ambos, en la sede central del edificio de gobierno masticaban furia con la presidenta del Senado desde hacía rato. Desde el inicio de la gestión los rumores sobre la mala relación entre Villarruel y Karina Milei se reproducían a borbotones. Astuta, fue la castrense quien expuso el quiebre entre ambas en una entrevista en la que expuso al presidente a elegir entre las dos mujeres más importantes del gobierno. “Pobre jamoncito”, sentenció por esas horas.

Las diferencias entre rubia y morocha se arrastran desde antes de la candidatura presidencial del mayor de los Milei. Como contó este medio meses atrás, el conflicto se originó la misma noche del cierre de listas del 2023. En aquella psicodélica jornada, el equipo del entonces diputado hizo malabares para convencer a Villarruel para que formara parte del binomio. La abogada se había negado a acompañar al economista si no le cumplían con sus pedidos de espacios en las listas y eventuales lugares en el gabinete. El apuro obligó al tándem libertario a aceptar condiciones, que luego se encargaron deliberadamente de no cumplir.

Tanto así, que incluso la entonces vicepresidenta electa se presentó en una importante embajada junto a los dos laderos que había elegido para que ocuparan el los ministerios de Seguridad y Defensa. La intervención personal de Karina en el asunto culminó con la historia sentando a Patricia Bullrich y Luis Petri en las respectivas carteras. El mismo destino tuvo su intención de contar con un despacho dentro de la Casa Rosada y la hermanísima se encargó de impedir, una puñalada que Villarruel nunca perdonó.

Por estas y otras muestras de independentismo, un pecado mortal dentro de las filas del liberalismo, la vicepresidenta fue deliberadamente desplazada de la mesa de coordinación del gobierno. Tanto así que no es invitada a las reuniones de gabinete que se celebran todos los martes por la mañana en Balcarce 50 y está completamente fuera de toda discusión, negociación y rosca que el oficialismo necesite implementar en el palacio legislativo.

Por eso, pese a la muestra de acercamiento que darán el próximo domingo en el segundo Tedeum que Javier Milei encabezará como presidente, del que también participará el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, no hay en el cielo libertario avistajes de una reconciliación en la cúpula presidencial.



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