El jefe del Servicio de Neurocirugía Funcional del hospital Posadas, Sergio Pampín, fue reconocido como Personalidad Destacada en el ámbito de las Ciencias Médicas por su trayectoria y trabajo en el campo de la medicina dedicado a tratar patologías complejas y degenerativas.
La Legislatura porteña le otorgó la distinción mediante la cual pusieron en valor su aporte desde la salud pública a dar calidad de vida a personas que enfrentan diversas enfermedades como cirugía del dolor, epilepsia, espasticidad, Parkinson, entre otros, a través de distintos tratamientos desarrollados en el nosocomio.
En una entrevista exclusiva con Adrián Noriega y Norman Díaz en el programa periodístico Primer Plano por el canal Somos, de Flow, el profesional contó detalles de su extensa carrera y ponderó cómo el servicio que encabeza “contribuyó enormemente el desarrollo de una actividad que no estaba desarrollada en nuestro país”.
“Yo estuve muchos años afuera. Cuando volví, en 2005, nos encontramos con un panorama desolador en el cual lo que nosotros hacemos únicamente era accesible al 20% de la población y solamente en el sector privado. Entonces básicamente había que tomar las riendas en el asunto y generar estructuras para que la gente pueda acceder a tener un tratamiento”, arrancó rememorando su historia personal.
Adaptar tecnologías a procedimientos “económicamente sustentables”
Vestido con el ambo con el cual presta labores diariamente, Pampín precisó que el servicio creado en el establecimiento sanitario “sirvió como plataforma para poder desarrollar la neurocirugía funcional y entrenar personas para que en el país hoy por hoy haya varios centros, ya más de diez provincias que se dedican a esto”. Y, naturalmente, que se extienda a Latinoamérica.
Las intervenciones que llevan a cabo comenzaron en 2010 adaptando tecnologías a procedimientos “económicamente sustentables” para el ámbito público. En función de esa optimización de recursos fueron progresando hasta poder ofrecer en la actualidad idénticos tratamientos que los del sector privado de cualquier institución de primer nivel mundial.
En el hospital el Parkinson es abordado con dos técnicas. Una es la estimulación cerebral profunda, con un marcapasos cerebral que se coloca en la pared torácica y que va unido por un cable el conector que viaja por debajo de la piel a electrodos que se colocan en lugares específicos del cerebro, donde suceden fenómenos neuronales que son la base de la producción de los síntomas de diferentes enfermedades.
“Ese electrodo genera un campo eléctrico, y ese campo eléctrico es el que trata las neuronas que están enfermas”, precisó Pampín. Por otro lado, están los procedimientos ablativos, mediante los cuales se introducen electrodos que unidos a generadores de radiofrecuencia generan un campo calórico que destruyen aquellas células que no están funcionando bien.
Después también tratan en el servicio otras patologías como las espasticidades, para las que pueden colocar bombas de infusión de diferentes productos, al igual la estimulación medular para tratar el dolor o procedimientos de radiofrecuencia. “Cada procedimiento tiene una característica específica y va a servir para una patología específica”, enfatizó el profesional.
Un producto del sistema público
“¿Por qué la salud pública, doctor?”; lo indagó Adrián Noriega. “Soy producto de la educación pública. Hice mi residencia en el hospital Posadas, me fui a trabajar a Francia y que yo me haya podido siete años trabajando allá fue producto de lo que había aprendido en ese hospital, que me permitió destacar entre un grupo de colegas de excelente nivel”, fue la respuesta del doctor Pampín.
Para finalizar, el profesional tuvo palabras destinadas al paciente con Parkinson u otras enfermedades degenerativas, que suelen pensar que su vida está terminada cuando reciben el diagnóstico. “Hoy por hoy existen muchísimos recursos desde el punto de vista farmacológico y quirúrgico, y se vienen cosas realmente mucho más importantes, que son las terapias de recambio celular, que van a cambiar totalmente la visión de cómo tratar este tipo de patologías”, señaló.
Y lo graficó del siguiente modo: “hasta ahora nosotros podemos tratar los síntomas, o sea, mejorar la calidad de vida, pero no podemos detener la enfermedad, que es neurodegenerativa, crónica y progresiva. Pero muy probablemente, en pocos años tengamos a disponibilidad otras herramientas que nos permitan tratar esta enfermedad de otra forma, o sea, ya no correrla atrás y no ponernos adelante”.
“Ese es el mensaje que quiero transmitirle a la gente: hoy por hoy tenemos la capacidad para poder cambiarle la calidad de vida a la gente, nadie tiene que desesperar si tiene estas patologías, porque existen muchos recursos que pueden ayudarlos”, concluyó.
