Julián Álvarez tomó una decisión firme tras una temporada sin brillo en el Atlético de Madrid. Decepcionado por la falta de títulos, el rol limitado que tuvo en el esquema de Diego Simeone y una eliminación contundente en el inicio del nuevo Mundial de Clubes —derrota 4 a 0 frente al PSG—, el delantero argentino hizo saber a su entorno que si no hay cambios profundos, forzará su salida en junio de 2026. Y en ese contexto, su nombre ya comenzó a sonar con fuerza en las oficinas del Barcelona.
La adaptación al conjunto madrileño no fue la esperada. El ex Manchester City llegó con ilusión de pelear por campeonatos, pero se encontró con una estructura demasiado conservadora que le restó protagonismo. La falta de oportunidades para brillar ofensivamente le ha generado frustración, especialmente al encontrarse en uno de los momentos más decisivos de su carrera como profesional.
El Barça ya sigue de cerca a la Araña
Desde Barcelona, tanto Deco como Hansi Flick evalúan con atención la evolución de Julián. Su versatilidad, lectura de juego y capacidad para moverse por todo el frente de ataque lo convierten en un posible sucesor natural de Robert Lewandowski, cuyo ciclo podría concluir en un año. Además, encajaría como complemento ideal para Lamine Yamal y el posible fichaje de Nico Williams, formando un nuevo tridente joven y competitivo.
Aunque por ahora no hay negociaciones formales, el club catalán ya ha recabado informes sobre el delantero y mantiene contactos previos que podrían allanar una futura operación. Si el futbolista decide irse y el Atlético no pone trabas, se estima que la cifra para ficharlo podría rondar los noventa a cien millones de euros, aunque dependerá en gran parte de su desempeño en la próxima temporada.
Un ultimátum que sacudió Madrid
Desde el entorno de Julián aseguran que el jugador «no está dispuesto a repetir una temporada como esta». Para él, el paso por el Atlético debía ser un salto adelante en su carrera, pero hoy siente que se encuentra estancado. El Mundial de Clubes fue apenas el último golpe: apenas tuvo contacto con el balón, no logró generar ocasiones y quedó expuesto ante un rival que fue ampliamente superior.
Este combo detonó su postura: si el equipo no cambia su dinámica, si el enfoque sigue siendo ultradefensivo y si no vuelve a pelear títulos, buscará un destino donde pueda competir por todo. Y ahí es donde aparece el Camp Nou como opción seria, en medio de un recambio generacional que lo posiciona como figura de proyección inmediata.
Una oportunidad en el horizonte
El Barcelona, necesitado de referentes ofensivos que puedan sostener el proyecto en el mediano plazo, ve en Álvarez un perfil completo, capaz de asumir ese rol con liderazgo y rendimiento. Su edad, experiencia en la elite y mentalidad ganadora juegan a favor. El club no lo pierde de vista, y si el Atlético no logra enderezar el rumbo, su salida será cuestión de tiempo.
Por ahora, la pelota está del lado de Simeone. Julián ya lanzó su advertencia: no quiere seguir perdiendo tiempo. Y si en el Wanda Metropolitano no lo valoran como merece, el Camp Nou podría abrirle las puertas hacia su gran revancha.