“El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) se encuentra en una situación muy grave. Lo quieren desmantelar y han comenzado por esta estación en AMBA: van contra los 6400 trabajadores que tiene el organismo y las 450 organizaciones que tiene en todo el país”.
José Luis Perea, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE – INTA) fue contundente al explicar los motivos de la movilización que este mediodía concluyó con un abrazo simbólico a la sede del instituto, ubicado sobre Gobernador Udaondo al 1600 de Ituzaingó. La convocatoria también fue realizada APiNTA, el otro sindicato que nuclea a la gente que se emplea en el establecimiento.
No estuvieron solos: se acercaron a la manifestación el intendente local, Pablo Descalzo, quien acudió junto a Jorge Píccoli, director de Relaciones con la Comunidad del Gobierno bonaerense. También hubo representantes del Conicet, de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR), y de gremios ferroviarios.
“Hemos identificado que es un ataque general. Esta es una estación experimental que está desarrollada específicamente para llevar adelante procesos productivos en el conurbano, procesos hortícolas, frutícolas, florícolas, para alcanzar alimentos frescos a la población y bajar los costos en base a reducir de logística. Y la quieren cerrar”, agregó Perea.
Un grito de lucha: “el INTA no se vende, se defiende”
De fondo durante varios minutos se oyeron aplausos y el canto de “el INTA no se vende, se defiende”, sobre todo en un contexto de dificultades económicas en donde llegar a fin de mes cada día cuesta un poco más. “Es un momento en el que cada vez comen menos los viejos y los niños. Repudiamos la política de este Gobierno, que cuando destruye tecnología lo que destroza en realidad es soberanía”, indicó una de las mujeres que tomó el megáfono para hacer oír su voz.
En particular en Ituzaingó son 110 los trabajadores que tienen funciones específicas y que ahora tienen en mente la preocupación por su continuidad laborar. “Ya avisaron que la van a cerrar. Y creemos que es el comienzo, pero va a avanzar con golpes muy fuertes para todo el país”, estimó el gremialista.

Hay un agravante: cada una de las personas que trabaja en la estación experimental de Ituzaingó concursó para estar ocupando ese lugar y tiene un determinado perfil, con lo cual en caso de no seguir en el organismo será muy difícil su reagrupación en otra dependencia.
“Jamás se vivió una situación así. Es una planta muy austera para la planta territorial que abarca el INTA, que es un organismo que logró gran cantidad de reconocimientos a nivel mundial”, sumó Perea. Afirman, en ATE y APiNTA que, en contraposición al discurso libertario de achicamiento del Estado, en el instituto crece y mucho la planta política.
No es un dato menor el que dieron a conocer en plena manifestación: esta sería la primera estación experimental en cerrar en casi 70 años de historia que tiene el INTA. Y, más allá de la efeméride, creen que se trata de un primer paso para seguir avanzando sobre otras similares.