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trastienda de la cumbre en San José 1111


Fueron dos fotos que capturaron instantes de emoción; también reflejaron detalles que hacen a la circularidad de la historia. En la primera postal se los ve sonreír mientras Cristina toma con sus dos manos la mano derecha de Lula. Ella porta una escarapela. Él lleva una corbata con los colores de Brasil. La segunda imagen retrata un abrazo: el visitante parece envolverla, la anfitriona está de espaldas. La llegada del presidente brasileño quedó registrada en dos instantáneas que fueron difundidas por sus propios protagonistas.  

Desde la red social X, Cristina definió la visita de Lula como “un acto político de solidaridad” que excedía el mero “gesto personal”. Además recordó que al propio Lula “también le hicieron lawfare” hasta, dijo, “meterlo preso”. “Intentaron callarlo. No pudieron. Volvió con el voto del pueblo brasileño y la frente en alto”, resaltó CFK, al referirse a la parábola casi bíblica de su visitante.

Lula, en tanto, destacó que al transitar en auto hasta el departamento del barrio de Constitución comprobó “el apoyo popular que (Cristina) ha recibido en las calles”. “Sé lo importante que es este reconocimiento en los momentos más difíciles”, confió, con la autoridad que aportan las vivencias acumuladas sobre el propio cuero. El fundador del PT y líder de los metalúrgicos estuvo preso 580 días. En ese lapso perdió a un hermano, Vavá, y a su nieto Arthur, de siete años.

La estadía de Lula en San José 1111 duró casi una hora. A las 12:33 entró al edificio que ocupa la esquina con Humberto Primo. En la puerta lo esperaba el comisario mayor Diego Carbone, jefe de la custodia de Cristina. Junto a Lula estaba su fotógrafo e histórico allegado Ricardo Stuckert, conocido en Brasil como “Stuckinha”. El colaborador de Lula había llegado en la misma camioneta Mercedes Benz negra que trasladó al mandatario. Sentado en el lugar del acompañante, Stuckert iba registrando con su celular todo lo que sucedía en derredor.

Antes de ingresar al edificio, Lula escuchó saludos, palabras de agradecimiento por su decisión de visitar a CFK. Se hacían oír consignas kirchneristas. También el “olé, olé, olá, Lulaaaa” de las campañas del PT, que en la noche del miércoles había sonado frente al consulado de Brasil. Carmen, una mujer madura con una bufanda roja, hacía ondear una bandera brasileña. Pero era argentina. “Vine a verlo a Lula porque en 2018 y 2019 él pasó por lo mismo que Cristina”, le dijo al canal C5N. “No pueden ser los jueces corruptos que tenemos en nuestra Argentina, a él le hicieron lo mismo. Por eso vine a apoyar a los dos”, contó y dijo estar alegre porque Lula había visto su estandarte verde, azul y amarillo.

trastienda de la cumbre en San José 1111

La posibilidad de que Lula llegara hasta el departamento de Cristina había generado expectativa, revuelo, incluso nerviosismo en ciertos sectores políticos y de la comunicación. Se notó tanto en Argentina como en Brasil. Hubo un medio que llegó a especular con que Lula llegaría al país con muy poco tiempo, procedente de Salvador de Bahía, y que la visita podría cancelarse. El presidente brasileño, se sabe, debía participar de la cumbre del Mercosur para recibir la presidencia pro-témpore del bloque regional.

En Brasil, en tanto, la CNN Brasil y la red Globo se referían al encuentro de Lula y Cristina con un tratamiento muy crítico. Pero Lula cumplió con lo que había adelantado a través de uno de los dirigentes de mayor confianza, el diputado Paulo Pimenta (PT). Hace dos semanas, Pimenta había viajado a Buenos Aires para comunicar la novedad: “El presidente Lula va a viajar a Argentina la primera semana de julio para hacer una visita a su amiga Cristina y transmitir personalmente a ella su cariño y solidaridad”, garantizó tras pisar suelo argentino.

Al retirarse Lula, los dos contaron lo vivido a través de sus redes sociales. Primero lo hizo CFK, el brasileño una hora después. En sus posteos se llamaron “compañeros”. Marcaron su cercanía y coincidencias. “Hoy recibimos al compañero Lula en mi casa, donde estoy bajo detención domiciliaria por decisión de un Poder Judicial que hace tiempo dejó de disimular su subordinación política y se convirtió en un partido político al servicio del poder económico”, relató Cristina. Y encuadró la visita en un contexto donde “los ojos del mundo” observan “la auténtica deriva autoritaria que vive la Argentina”.

Luego mencionó la detención de varias mujeres jóvenes por el episodio del escrache al diputado José Luis Espert, probable candidato del mileísmo. Asoció esa saga con una criminalización de la protesta que caratuló como “terrorismo de Estado de baja intensidad”. Después relacionó el combo con el hostigamiento gubernamental a la prensa. Además advirtió sobre la doctrina incluida en el plan de inteligencia nacional, supuestamente secreto, que “autoriza el espionaje interno a todo aquel que ‘erosione la confianza’ en el relato oficial”. “Están convirtiendo al país en un experimento continental”, alertó.

Lula, a su vez, nombró dos veces a Cristina llamándola “compañera”. Apeló al significado de esa palabra en términos políticos. Dijo que mantenía “una amistad de muchos años que va más allá de la relación institucional”. Y agregó que ese “cariño” y ese “afecto” se combinan con la afinidad ideológica. “Un cariño y afecto de amigos, compañeros de campo político y de ideales de justicia social y de combate a las desigualdades”, remarcó desde su cuenta en X. Y añadió: “Aparte de prestarle mi solidaridad por todo lo que ha vivido, le deseé toda la fuerza para seguir luchando con la misma firmeza que ha sido la marca de su trayectoria en la vida política”.

Pero la intervención de Lula frente al presente de Cristina no terminó con su visita a Constitución. Antes de regresar a Brasil se entrevistó con el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y con el diputado Eduardo Valdés. La reunión se concretó en la residencia del embajador brasileño, en lo que supo ser el Palacio Pereda, ubicado en la avenida Alvear 1130 del barrio de Recoleta. Lula dialogó bastante con Pérez Esquivel y Valdés: los tres compartían una admiración muy sentida (y un trato preferencial) hacia el papa Francisco. Lula los recibió acompañado por el canciller Mauro Vieira y el embajador Julio Bitelli.

La visita de Lula a Cristina: trastienda de la cumbre en San José 1111

Durante la charla Lula hizo una afirmación tajante, dirigida en particular a Pérez Esquivel. Dijo que creía en la inocencia de la expresidenta. Valdés le contó que las imágenes de la campaña “Cristina libre” fueron diseñadas inspirándose en los carteles que circularon en Brasil para exigir la libertad de Lula con el eslogan (en portugués) “Lula livre”. Lula escuchó y en ese momento le propuso al legislador argentino posar para las fotos sosteniendo las dos pancartas.

Finalizada la reunión, Valdés reconstruyó lo sucedido ante una consulta de Tiempo. “Lula ratificó el amor que tiene por Argentina. Dijo que no hay desarrollo de Brasil sin desarrollo de la Argentina y viceversa. Por otro lado, con la visita que le hizo a Cristina se da por iniciada la campaña internacional ‘Cristina libre’. Fue muy importante que uno de los líderes más importantes de la humanidad planteara la inocencia de Cristina y se sacara esa foto”, analizó el diputado de Unión por la Patria.



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