La explosión mediática del fútbol global elevó los ingresos de sus grandes figuras a cifras impensadas hace apenas una década. Con la exposición internacional, la multiplicación de patrocinadores y los derechos televisivos como motores, los contratos de las estrellas ya no se miden en millones, sino en escalas superiores. En este contexto, Lamine Yamal y Julián Álvarez, dos de las promesas más codiciadas de Europa, firmaron acuerdos que revelan una marcada diferencia económica entre ellos.
El juvenil español de 17 años es hoy uno de los activos más preciados del Barcelona, tanto en lo futbolístico como en lo comercial. Su renovación contractual incluyó un sustancial aumento, alcanzando los 17 millones 600 mil dólares por año. Si se agregan las variables por rendimiento, su sueldo anual puede trepar hasta los 23 millones 500 mil dólares, con un ingreso mensual cercano a los 2 millones.
Julián Álvarez, el fichaje fuerte del Atlético
Mientras tanto, Julián Álvarez, recientemente transferido desde el Manchester City, mantiene un contrato relevante aunque bastante más modesto en comparación. Su salario en el Atlético de Madrid ronda los 9 millones de dólares anuales, cifra que lo posiciona como uno de los mejores pagos del plantel, aunque lejos del fenómeno blaugrana. Mensualmente, el delantero argentino percibe aproximadamente 755 mil dólares, un monto igualmente impresionante para el mercado sudamericano.
Ambos jugadores representan el presente y futuro de sus selecciones, pero sus ingresos muestran cómo el peso de una cantera histórica como la del Barça puede generar un diferencial económico enorme en un joven aún en desarrollo.
Temporadas brillantes para ambos
Durante la temporada 2024/25, Lamine Yamal fue protagonista absoluto del Barcelona: disputó 55 partidos oficiales, anotó 18 goles y sumó 25 asistencias. Además, levantó tres títulos con el equipo catalán: LaLiga, la Copa del Rey y la Supercopa de España, consolidándose como la gran joya de la institución.
Del otro lado, Julián Álvarez tampoco se quedó atrás. El atacante argentino participó en 57 encuentros, convirtió 29 goles y asistió en ocho ocasiones, justificando los más de 90 millones de dólares que pagó el Atlético para quedarse con sus servicios. Su impacto inmediato en el equipo dirigido por Diego Simeone fue total.
Una brecha marcada por el contexto
Más allá del rendimiento deportivo, lo que termina marcando la diferencia entre ambos contratos es el contexto institucional y comercial que rodea a cada uno. Mientras Barcelona apuesta a blindar a su nuevo ídolo como emblema de una generación, Atlético invierte con inteligencia, pero sin entrar en cifras tan siderales. La balanza salarial, por ahora, se inclina fuertemente hacia el Camp Nou.