Durante un encuentro de clasificación al Mundial 2026, los comportamientos racistas y discriminatorios de algunos hinchas serbios encendieron las alarmas. La FIFA actuó con rapidez y castigó a la Federación de Fútbol de Serbia (FSS) con una multa de 50 mil francos suizos y la clausura parcial de su estadio para el próximo partido ante Inglaterra. El duelo en cuestión fue ante Andorra, disputado el pasado 10 de junio en Belgrado, y derivó en una nueva advertencia a una federación reincidente.
Además de los insultos, se registraron gestos y pancartas ofensivas, lo que motivó a la Comisión Disciplinaria de la FIFA a aplicar el artículo correspondiente a la conducta discriminatoria. La sanción incluye el cierre de al menos el 15% de las tribunas detrás de los arcos, lo que representa unos 8 mil 100 asientos vacíos para el partido ante los ingleses, fijado para el 9 de septiembre.
Una seguidilla de multas preocupante
La FSS expresó su descontento y preocupación, recordando que el organismo se encuentra bajo una vigilancia estricta tanto de FIFA como de la UEFA. En un comunicado oficial, la federación instó a sus hinchas a “apoyar a la selección de forma deportiva y sin violencia”, ya que cualquier reincidencia podría acarrear sanciones mucho más severas, como jugar a puertas cerradas.
La magnitud de las sanciones acumuladas es alarmante: más de 703 mil euros en los últimos cinco años. Una cifra que contrasta fuertemente con los 14 años anteriores, donde las multas apenas alcanzaban un total similar. “Surge la pregunta: ¿cuántos nuevos campos de fútbol podrían haberse construido en toda Serbia en lugar de pagar estas sanciones?”, expresó la FSS con tono crítico.
Los antecedentes que condenan
Algunos encuentros recientes generaron multas altísimas. Solo los partidos de la Liga de Naciones contra España, Suiza y Dinamarca acumularon un costo de 259 mil 500 euros, destacando especialmente el choque ante los suizos en Zúrich, que por sí solo implicó una penalización de 119 mil 750 euros.
De cara a septiembre, Serbia enfrentará dos compromisos clave: una visita a Letonia y el citado enfrentamiento en casa ante Inglaterra, con el aliento reducido por la clausura parcial del estadio. Pero la amenaza no termina ahí: el partido ante Albania, el 11 de octubre, podría disputarse sin público, en caso de repetirse conductas similares.
Una última advertencia
La FSS insistió en que cada partido debe vivirse como una “fiesta del deporte y del juego limpio”. El mensaje es claro: la tolerancia es cero y cualquier nuevo desliz puede suponer el aislamiento total de la hinchada, una situación que perjudicaría tanto a los futbolistas como a la imagen del país.
