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demanda de Trump y denuncias de sesgo informativo


Las renuncias del director general, Tim Davie, y la directora ejecutiva de noticias de la BBC, Deborah Turness, desnudó una interna en la cadena pública del Reino Unido de la que no fueron ajenos, en esta ocasión, ni Donald Trump ni el gobierno israelí. De hecho, el desencadenante fue la trasmisión de un documental en el que se editó un discurso del presidente de Estados Unidos del 6 de enero de 2021, cuando partidarios trumpistas tomaron por asalto el Capitolio el día que se iba a certificar el resultado de la elección que había consagrado a Joe Biden el 3 de noviembre anterior. Esta crisis en la emisora británica comenzó cuando el diario The Telegraph publicó documentos que desmintieron el sentido que se le había dado a un mensaje presidencial en lo que implico acusaciones de manipulación.

Fue en ese contexto que Davie y Turness asumieron su responsabilidad como máximos gerentes de la Corporación Británica de Radiodifusión (tal la traducción al castellano de BBC) y presentaron su dimisión. Davie había llegado al cargo en septiembre de 2020 con una carrera de 20 años de servicio. Turness también tiene una larga hoja de antecedentes profesionales, aunque a la cadena británica había llegado en 2022. El Telegraph reveló que un memorándum interno daba cuenta de una anomalía en la edición del documental de la serie Panorama titulado “Trump: ¿Una segunda oportunidad?” que fue emitido en octubre pasado.

En ese programa se superpusieron mensajes del todavía presidente diciendo: “Vamos a marchar hacia el Capitolio y estaré allí con ustedes. Y lucharemos. Lucharemos con todas nuestras fuerzas”. Se supone que trataba de presionar a delegados del colegio electoral de que no votaran por Biden o rechazaran los resultados en algunos distritos. En otro momento de ese fragoroso día dijo: “Vamos a marchar hacia el Capitolio y vamos a animar a nuestros valientes senadores y congresistas, y probablemente no animaremos tanto a algunos de ellos”. Más tarde, agregó: “Lucharemos con todas nuestras fuerzas. Y si no luchan con todas sus fuerzas, dejarán de tener un país”. Todo eso junto en dosis adecuadas sonaba explosivo, claro.  Y una crítica a esa presentación figuró en un informe basado en memos internos que filtró al diario británico Michael Prescott, exasesor interno de un comité de ética de la BBC.

Trump, que anunció una demanda multimillonaria, festejó las renuncias de los directivos en su cuenta de Truth. “Los altos cargos de la BBC, incluido Tim Davie, el director general, dimiten/son despedidos por haber sido descubiertos manipulando mi excelente (¡PERFECTO!) discurso del 6 de enero. Gracias a The Telegraph por desenmascarar a estos periodistas corruptos. Son personas muy deshonestas que intentaron influir en las elecciones presidenciales. Por si fuera poco, proceden de un país extranjero, uno que muchos consideran nuestro principal aliado. ¡Qué terrible para la democracia!”

El mismo Prescott denunció en el documento que la cadena tenía un sesgo antiisraelí en sus coberturas en árabe, lo que sirvió para que la embajada de ese país en el Reino Unido reclamara disculpas por lo que considera un ataque a la posición de Israel en su ofensiva en Gaza. “Pedimos una reforma completa para garantizar que sus futuros reportajes cumplan con los estándares que se esperan de la BBC», dice un comunicado oficial. En su cuenta de X, el vocero de esa representación diplomática, Alex Gandler, indica que “durante años, hemos expresado nuestra profunda preocupación por la cobertura que la BBC hace de Israel, incluyendo una persistente parcialidad, un doble rasero y el incumplimiento de sus propios estándares de imparcialidad. Estos problemas no han sido incidentes aislados, sino que forman parte de un patrón preocupante que ha moldeado la percepción pública de Israel y ha contribuido a la propagación de desinformación y prejuicios”.

La radiodifusora, que alcanzó su grado máximo de prestigio durante la segunda guerra mundial como la referencia oficial de los mensajes del gobierno, se sustenta mediante una tasa que pagan los ciudadanos de alrededor de 175 libras esterlinas al año, unos 325.000 pesos. Este nuevo incidente despierta críticas no sólo por el contenido de la BBC sino por la injerencia que suelen tener los gobiernos de turno en la elección de quienes la dirigen. Además de la ofensiva de las cadenas privadas y del neoliberalismo en general por ser un medio estatal. Que por cierto, no solo tiene programas periodísticos.

Las críticas de la sede diplomática israelí, a todo esto, son apenas otra visión parcial de las coberturas de la BBC. No son pocos los que señalan una mirada inclinada no precisamente contra Israel en un escenario conflictivo como el de Gaza. Así, el historiador y escritor escocés William Dalrymple afirmó en un tuit que el Telegraph, “que tanto ruido y furia desplegó esta semana, no mencionó ni una sola vez el claro sesgo anti-palestino que revelaba el informe, ni tampoco la mayor parte de nuestra prensa y medios de comunicación. ¿Por qué? Porque comparten el sesgo de @BBCNews  y su desconocimiento de la responsabilidad histórica británica en la tragedia del despojo del pueblo palestino; de hecho, la mayoría de nuestra prensa apenas reconoce a los palestinos como seres humanos”.

Se recuerda que esa visión parcial también había afectado no hace tanto al excrack futbolístico Gary Lineker, conductor de Match of the Day (El partido del día) desde 1999. Humanista al fin, en mayo de 2023 Lineker había sido suspendido tras haber criticado en sus redes la política antimigratoria del gobierno.  

Tuvieron que devolverlo a las pantallas por el revuelo que se había desatado a su favor y que él se encargó de responder públicamente. “El fútbol es un deporte de equipo, pero su apoyo fue abrumador”, les dijo a colegas y simpatizantes que habían salido en su defensa en esos “pocos días surreales“.

En mayo pasado, el hombre que había empatado contra Argentina en el Mundial de México 86 y luego jura haberse callado admirando el segundo gol de Maradona, tuvo que dejar el programa definitivamente. Fue luego de otro posteo, en favor de Gaza, pero que tenía un emoji considerado antisemita. Lineker se disculpó, dijo que no sabía del significado, pero, en resumidas cuentas, se fue sin más trámite.

 En una investigación del portal Declassified UK (Desclasificado Reino Unido) se revelaba en febrero pasado que editores de la BBC, del Financial Times y de The Guardian sostuvieron reuniones secretas con el ex jefe del ejército israelí, general Aviv Kohavi, un mes después de que comenzaran los bombardeos en Gaza. Estuvieron presentes Katherine Viner, editora en jefe de TG , Roula Khalaf, editora del FT y Richard Burgess, director de contenido informativo de la BBC.

Pero no solo desde este lado del planeta se hacen críticas a la BBC. Es el caso de la vocera de la cancillería rusa, Maria Zajárova, quien al conocerse las renuncias de Davie y Turness escribió en su canal del Telegram: «La BBC y otros (medios) similares aprendieron a presentar lo negro como blanco y viceversa, y fabrican sus propias noticias falsas a escala industrial. Cualquier tema puede ser motivo para difundir información falsa. Los encargos políticos y los milagros del montaje se convierten en el principal motor del pseudoperiodismo”.



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