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símbología soviética y referencias a la guerra con Ucrania


En Moscú es fácil darse cuenta de que llegó mayo. Y eso es, al menos, por dos decoraciones que inundan la ciudad. Por un lado, la abundante cantidad de flores con que los moscovitas reciben la primavera, ornamentado canteros, balcones y postes de alumbrado. Por el otro, la iconografía soviética que anticipa el “Día de la Victoria”, la celebración por el triunfo definitivo sobre la Alemania Nazi el 9 de mayo de 1945 que puso punto final a la Segunda Guerra Mundial o, como aquí le dicen, la Gran Guerra Patria.

Este año la copiosa simbología soviética convive y trata de complementarse en las calles de Moscú con referencias a otra guerra, la que Rusia está librando en estos momentos en suelo ucraniano. En un claro intento de establecer una continuidad entre ambas contiendas, el gobierno ruso intercala por doquier afiches de héroes de una guerra con héroes de la otra. Particularmente tienen un espacio destacado en la cartelería urbana las figuras de las heroínas de ambas guerras. Sucede que luego de estar omitido durante décadas, el rol de las combatientes mujeres en el frente durante la Segunda Guerra Mundial ha cobrado mayor relevancia. Como detalla Svetlana Aleksiévich en La guerra tiene rostro de mujer, libro que le valió el premio Nobel de Literatura, las mujeres han sido tan fundamentales al entrar en combate como los soldados varones.

En la capital rusa la guerra actual tiene una presencia constante. La ciudad está empapelada con afiches que llaman a la población a alistarse a cambio de una paga de cinco millones de rublos al año, unos sesenta mil dólares.

En ese contexto este Día de la Victoria fue indisociable de la guerra y las tensiones con Ucrania. El mismo martes, hace apenas unos días, un intento de ataque aéreo con drones sobre Moscú fue repelido por las fuerzas armadas rusas. En la ciudad se sintió porque se cerraron momentáneamente todos los aeropuertos y el gobierno cortó el acceso a internet.

Desde el mismo Kiev se declaró en los días previos que la celebración constituía un objetivo militar. La respuesta del Kremlin fue contundente: “si atacan Moscú el 9 de mayo, no podemos garantizar que Kiev siga existiendo más allá de diez días”.

símbología soviética y referencias a la guerra con Ucrania

Un elemento que concitó especial atención los días previos fue la asistencia de presidentes de diferentes países a la celebración, entre ellos los latinoamericanos Lula da Silva (Brasil), Nicolás Maduro (Venezuela) y Miguel Díaz Canel (Cuba). Pero si los ojos del mundo se posaron sobre una visita en particular, fue en la de Xi Jinping, el mandatario chino que en plena guerra comercial y arancelaria con Estados Unidos trata de fortalecer el libre comercio con los distintos bloques internacionales. Tanto entusiasmo generó su presencia en el pueblo ruso que fueron varios los comercios sobre la transitada peatonal Arbat que colocaron gigantografías de Putin y su par chino, junto a las que uno puede sacarse una foto como si fuera amigo de toda la vida.

El Día de la Victoria en el palacio…

Ya desde temprano por la mañana la ciudad estaba agitada. A diferencia de años atrás el operativo de seguridad fue descomunal, bloqueando varias cuadras alrededor de la Plaza Roja, epicentro del festejo. La gente, mientras tanto, se daba cita en los alrededores del vallado.

Por las calles se veía deambular una cantidad apabullante de soldados. Todos aquellos y aquellas que no están movilizados en el frente ucraniano se trasladan a los festejos, recibiendo flores del público que les da una bienvenida emocionada.

En desfile propiamente dicho se desarrolló en la Plaza Roja sin ningún inconveniente y el recorrido de las fuerzas armadas, de los tanques y blindados y hasta se los aviones que dejaron una estela de humo con los colores de la bandera rusa en el cielo moscovita, fue precedido por un discurso de Putin. En él, el primer mandatario hizo hincapié en dos aspectos. Por un lado, la importancia de celebrar el aniversario de la entrada del Ejército Rojo a Berlín como el episodio decisivo de la victoria aliada, una conclusión muchas veces ocultada en Occidente y a la que el mismísimo Donald Trump se vio forzado a hacer una mención indirecta días atrás. Por el otro, Putin subrayó la tarea histórica de enfrentar al nazismo que desempeñó en aquel entonces el pueblo soviético, insinuando que lo mismo se juega en la guerra actual, aunque sin nombrarla directamente. Todo esto mientras desde el palco oficial lo oían con atención veteranos de la Gran Guerra Patria junto a combatientes de la actual contienda con Ucrania.

… y en la calle

Lejos del acto oficial, aunque al mismo tiempo lo más cerca posible del extenso vallado, los habitantes de Moscú se reunían a festejar una vez más la caída del nazismo. Familias enteras con nenes disfrazados de pequeños soldados del Ejército Rojo inundaban la ciudad.

Muchos moscovitas acudían a la cita con fotografías de sus antepasados caídos en combate contra el nazismo, imágenes en blanco y negro de jóvenes uniformados que dejaron su vida en el frente de batalla pero que sobrevivieron generaciones en la memoria de su pueblo.

El Día de la Victoria en Moscú: símbología soviética y referencias a la guerra con Ucrania

Todo el centro de Moscú está copado por las celebraciones. En la plaza frente al imponente Teatro Bolshói una multitud se da cita para escuchar a sus cantantes que suben a un escenario popular. Una soprano entona una canción sobre la victoria mientras los presentes gritan “!Hurra!” y brindan con un trago de vodka sin importarles que sea media mañana, todo esto bajo la atenta mirada de la estatua de Karl Marx, que presencia los hechos desde el otro lado de la plaza.

Una vez finalizado el desfile oficial, el operativo de seguridad comienza a desmontarse y el pueblo se acerca a la Plaza Roja y al Kremlin a dejar sus ofrendas de flores. Son varios los puntos elegidos. Pero resalta particularmente la larguísima fila que se arma para dejar una flor en la tumba al soldado desconocido. No es para menos: podría ser el abuelo, el padre o el hermano de quines le rinden homenaje.

Ya en la vuelta a casa los moscovitas dejan sus ofrendas florales incluso hasta en las estaciones de subterráneo. Resulta que ellas son en la capital rusa verdaderos museos y galerías de arte. Algunas tocan este día de mayor popularidad, como Partizanskaya, dedicada a los partisanos, o Taganskaya, que homenajea a los combatientes del Ejército Rojo.

Pero hay una en particular que cobra hoy otra dimensión. Es la Kievskaya, en honor a la hermandad entre el pueblo ruso y el pueblo ucraniano. Allí, y bajo un busto de Lenin, se lee: “la amistad eterna e inquebrantable de los pueblos ucraniano y ruso es la clave para la independencia, la libertad y la prosperidad del pueblo ucraniano, así como de los demás pueblos de la Unión Soviética”. Este nueve de mayo, aquí la gente también deja sus flores.



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