Desde el fin de la Guerra Fría y el colapso del bloque socialista, Vietnam transitó un camino de inserción estratégica en la comunidad internacional. Pasó del aislamiento diplomático a establecer relaciones con 165 países, incluyendo a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Se incorporó activamente a plataformas de integración regional como la ASEAN y sus órganos derivados (AFTA, ARF, AIA), así como a foros globales como APEC y la Organización Mundial del Comercio (OMC), consolidando su protagonismo económico y geopolítico.
Este cambio de paradigma se debió a la adopción del programa de reformas del Doi Moi, que supuso un giro radical en la concepción de su desarrollo. Vietnam abandonó la rigidez planificada y la mercadofobia estatal, adoptando una economía mixta con presencia de capital privado –y extranjero– bajo regulaciones oficiales. Esta apertura fue pensada como una vía de fortalecimiento de su soberanía económica mediante la captación de inversión y tecnología, sin ceder el control estratégico del Estado sobre sectores clave, como el energético y el minero.

La economía vietnamita creció un 7,09% en 2024, superando las previsiones oficiales del 6,5%, con un notable aumento del 14,3% en las exportaciones (405.530 millones USD) y una inversión extranjera directa (IED) de más de 38 mil millones de dólares en el año, ubicándose entre los 15 principales destinos globales de capital foráneo. Solo en el primer trimestre de 2025, recibió más de 11 mil millones en IED, una señal de confianza estructural en su modelo de desarrollo.
Principales socios comerciales
En el plano bilateral, China sigue siendo el primer socio comercial de Vietnam, con un intercambio que superó los 205.000 millones de dólares en 2024. Durante la reciente visita del presidente Xi Jinping a Hanói, se firmaron 45 acuerdos en sectores clave como inteligencia artificial, 5G, comercio agrícola, cooperación aduanera y desarrollo de cadenas de suministro.
Xi Jinping expresó la disposición de China a ampliar la inversión en Vietnam y a fortalecer los vínculos en sectores tecnológicos avanzados. Por su parte, To Lam, secretario general del PCV, propuso que la transformación digital sea eje de la cooperación bilateral, en línea con la estrategia nacional de desarrollo de Vietnam hacia 2045.
También supo fortalecer el vínculo con Estados Unidos, su principal mercado de exportación (149.600 millones de dólares en comercio bilateral en 2024). Sin embargo, las fricciones comerciales globales pusieron en tensión este vínculo, dado que Washington resolvió modificar el esquema arancelario, generando una afectación en las expectivas vietnamitas, medida que fue suspendida temporalmente tras negociaciones iniciadas a comienzos de 2025.

En el plano euroasiático, la Unión Europea considera a Vietnam como un socio confiable y prioritario en la región. En un reciente encuentro en Hanói, el embajador de la UE, Julien Guerrier, reafirmó el compromiso de Bruselas para apoyar la meta vietnamita de convertirse en un país desarrollado para 2045 y alcanzar emisiones netas cero en 2050. El acuerdo de libre comercio UE-Vietnam (EVFTA) es una de las herramientas fundamentales para este vínculo, permitiendo un acceso mutuo preferencial a mercados claves.
Predominio ideológico y renovación
Desde el punto de vista histórico/material, el PCV reivindica el Doi Moi como una manifestación de carácter dialéctico del socialismo vietnamita. La coexistencia de elementos de mercado con mecanismos de planificación centralizada no es concebida como una contradicción insalvable, sino como una forma particular de desarrollo socialista.
Esta afirmación cobra relevancia al considerar los efectos sociales y económicos positivos que produjo la apertura a la inversión extranjera, la liberalización progresiva del comercio, la descentralización de la gestión económica y el estímulo al sector privado.

La categoría clave que permite comprender esta coexistencia es la de “economía de mercado con orientación socialista”; un concepto híbrido que reconoce la funcionalidad de ciertas herramientas de mercado para el desarrollo productivo, pero mantiene como horizonte la justicia social, la propiedad colectiva en sectores estratégicos y la dirección del Partido.
En definitiva, en un mundo en reconfiguración, Vietnam emerge como un caso singular de estabilidad, crecimiento y diplomacia pragmática. Con un Estado presente, pero no omnipresente, y una economía abierta, se proyecta hacia el futuro como un actor confiable, dinámico y de relevancia dentro del cuadro de naciones del Sudeste Asiático.