La consagración de Carlos Alcaraz en la final de Roland Garros dejó una herida abierta en Jannik Sinner, quien días después de aquella caída aún intenta recomponerse emocionalmente. El número uno del mundo reconoció que el golpe fue más profundo de lo que imaginaba y se refugió en su círculo íntimo para volver a enfocarse, con el torneo de Halle y Wimbledon como próximos objetivos.
En una entrevista con Tennis TV, el italiano no ocultó su tristeza por la oportunidad que dejó escapar en París. “Ha sido una derrota muy dura, la verdad”, confesó. Aun así, mostró madurez al analizar su desempeño: “Nunca había jugado a ese nivel en polvo de ladrillo. Llegué a la final en Roma y en un Grand Slam como Roland Garros. Es increíble”, sostuvo.
El golpe anímico tras la final en París
Aunque intentó ver el lado positivo de lo vivido, Sinner no negó el impacto emocional que le dejó el partido contra Alcaraz. “A menudo pienso en esos tres puntos de campeonato. Ya he pasado varias noches sin dormir”, confesó. Sin embargo, remarcó que no piensa vivir anclado en el pasado: “Intento olvidar lo negativo y centrarme en lo que puedo hacer ahora en Halle”.
En ese camino de recuperación, su entorno familiar resultó fundamental. Volver a lo simple, según explicó, fue su mejor terapia. “Estuve relajado con mi familia. Jugamos al ping-pong, hicimos una barbacoa… Nada especial, pero me hizo bien”, relató con naturalidad. Para Sinner, el regreso a la rutina fue un bálsamo después de tanta presión mediática.
Halle y Wimbledon: nuevas metas tras la caída
Ya instalado en Alemania, donde disputa el ATP 500 de Halle, Sinner debutará ante Yannick Hanfmann con el objetivo de recuperar ritmo y confianza. El italiano busca reencontrarse con su mejor versión sobre césped, una superficie en la que en 2024 ya logró dar un paso adelante. “Cada partido es un nuevo comienzo y tengo que estar listo mentalmente para darlo todo”, afirmó con determinación.
El tenista también compartió cómo fue su primer entrenamiento tras el parate: “No había tocado la raqueta desde París, pero la sesión fue buena. Hoy me siento mejor”. Para él, lo clave en césped es la movilidad y el servicio, dos factores que trabajará a fondo en este regreso competitivo. “Hay que sacar con inteligencia. El año pasado crecí mucho en esta superficie, veremos cómo se da esta vez”.
La resiliencia de un número uno
En medio del dolor y la frustración, Sinner eligió sostenerse en el amor de quienes lo rodean. “El tenis es muy importante para mí, pero mi familia y mis amigos lo son aún más”, afirmó, dejando en claro qué es lo que realmente le da equilibrio. Aunque no puede evitar revivir lo ocurrido en París, sabe que cada día representa una nueva oportunidad para reconstruirse.
Mientras el mundo del tenis lo observa con expectativa, Sinner inicia un nuevo capítulo con la cabeza alta y la intención de convertir el dolor en motivación. Halle es el primer paso de una revancha silenciosa que se proyecta hacia Wimbledon.
