Politica

Milei hace equilibrio entre las operaciones cruzadas de Karina y Santiago Caputo


Física y espiritualmente alejado del ejercicio de la política, el presidente Javier Milei empieza a estar cada vez más cercado por las internas que sus laderos construyen bien alejados de su radar. Esta semana el oficialismo sufrió un sacudón que desde hacía meses no sentía. Versiones periodísticas retomaron a la escena pública los rumores sobre la posible salida de Guillermo Francos de la jefatura de Gabinete. Aquellas apreciaciones, que altísimos mandos del oficialismo nacional calificaron como maliciosas y malintencionadas, generaron un inmenso revuelo interno, que incluyó la averiguación desesperada del origen de las declaraciones en off the record que alteraron al siempre quieto gabinete libertario.

En las notas que se escribieron al respecto, una fuente daba a entender que el trabajo de Francos en la jefatura ya estaba terminado y que pronto sería reemplazado por Manuel Adorni. El vocero presidencial, quien fue recientemente electo como legislador, haría un paso fugaz por la Legislatura y luego, siempre según estas versiones, volvería por la puerta grande a la Casa Rosada para sentarse en la tercera silla más importante del organigrama estatal. Una jugada de altísimo ránking para el experiodista, quien en poco más de un año logró consolidar un imperio alrededor de la comunicación gubernamental.

Las declaraciones sin nombre propio atribuible crisparon el clima de ostracismo que reinaba en el gobierno mientras la agenda mediática se enfocaba en Cristina Fernández de Kirchner. Adorni se enfureció con las versiones y llamó en privado a Francos para advertirle que él no había sido el declarante enmascarado. Los días siguientes fueron de admiración desmesurada. El vocero negó estas versiones en conferencia de prensa -a la que pensaba llegar con el jefe de gabinete, pero luego primó la cordura- y durante las horas posteriores se solidarizó con el exrepresentante argentino en el BID por su ingenuo intercambio con la senadora Cristina López.

El desorden fue producto del temor que implicó la filtración del plan maestro que desde hace meses se construye puertas adentro de la Casa Rosada. En la división tácita que existe dentro del gobierno, donde los tutores políticos de cada ministro están deliberadamente asignados, la jefatura de Gabinete funciona como un territorio neutral. Una especie de zona segura en la que ambas facciones confluyen y logran tener, al menos por un tiempo, una convivencia tranquila.

Con el correr del tiempo, Karina Milei y el tándem que consolidan Martín y Eduardo “Lule” Menem lograron afianzar un mecanismo de poder que amenaza con poner en jaque la tensa calma con la que convivieron por casi dos años con el poderoso asesor presidencial, Santiago Caputo. En los planes que evalúa la hermanísima se encuentra la intención de depositar al vocero como nuevo coordinador de los ministros, un alfil cuyas decisiones podría controlar minuto a minuto, incluso mucho más que al propio Francos.

De concretarse, el hombre de mayor confianza del presidente dejaría de tener tan libre el albedrío en la toma de decisiones en las sombras, una puñalada a los entramados que el cuarentón diagrama desde su cada vez más descontrolado despacho en el Salón Martín Fierro.

La posibilidad de que Lisandro Catalán sea candidato a primer diputado nacional por Tucumán, provincia a la que aspira a candidatearse como gobernador en 2027, es otra amenaza para el esquema de Caputo. El segundo de Francos, que en los papeles sigue oficiando como viceministro del Interior pese a la disolución de la cartera, analiza dejar vacante una silla clave para la coordinación con las provincias y particularmente tentadora para un gobierno sin gobernadores propios. Los posibles reemplazantes trabajan desde hace tiempo para ser seleccionados.

El menemismo aspira que el cargo sea ocupado por el actual armador y presidente de La Libertad Avanza bonaerense, Sebastián Pareja. El barón del conurbano, quien este jueves montó un esplendoroso acto en el que logró montar más de un millar de dirigentes violetas de toda la provincia y contó con la presencia estelar del propio Milei, dio sobradas muestras de capacidad para ganarse un cargo que, en rigor, le permitiría ampliar sus cualidades como obrero político más allá de las fronteras de PBA. De conseguirlo, el esquema de poder de Karina se consolidaría como único eje de coordinación, dejando al monje negro libertario como un mero asesor presidencial.

El amante de las armas, quien desde hace semanas dejó de lado el perfil tribunero y escandaloso que gustaba de montar en sus diversificadas cuentas de Twitter, tiene en mente otros planes. Desde hace meses se rumorea que el diputado Diego Santilli podría dejar el Congreso para acomodarse en la planta baja de la Casa Rosada en caso que Catalán deje su cargo. Este enroque gravita en las negociaciones que Caputo mantiene hace tiempo con Cristian Ritondo y “el Colo”, con quienes supo consolidar un vínculo anterior a las intenciones de Karina de acordar con el PRO. La llegada del ex hombre de Macri a Interior, un rumor que se alimenta gracias al llamativo perfil bajo que adoptó en el último tiempo, no sólo funcionaría como una gran recompensa al sector amarillo, sino como la tranquilidad del joven estrella de tener bajo su ala un terreno fértil para la consolidación de alianzas para la próxima elección presidencial.

Los planes del asesor son resistidos por los Menem, quienes insisten en seducir a Santilli con la posibilidad de encabezar la lista en la primera sección. El engatusamiento podría tener doble cobro. Los herederos políticos de Mauricio Macri no sólo lograrían impedir su desembarco en la gestión nacional, también se sacarían del medio al legislador que, pese a todo, no abandona su voluntad de competir como cabeza en octubre para luego ser el candidato natural a suceder a Axel Kicillof, un puesto al que Pareja empieza a mirar con cada vez más atención.

Pese a que las intenciones de ambos bandos son un secreto a voces, hasta el momento ningún sector mostró las cartas. Y así se mantendrán hasta tanto se consiga cerrar un acuerdo macro con el PRO, que les permita saber cuáles son las reglas con las que se jugará este juego de táctica y adivinación. El desprecio y la desconfianza entre ambos sectores está lejos de disiparse. La pérdida de un dialoguista como Francos podría ser crucial para la segunda parte de un gobierno que deberá, inmediatamente después de la elección, empezar a pensar en la siguiente. El presidente lo sabe. Por eso no tomará partido hasta tanto llegue el momento.  «



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