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la declaración del jefe de los copitos en la recta final del juicio


El jefe de los copitos y uno de los tres acusados por el intento de asesinato a Cristina Kirchner sorprendió este miércoles al declarar en la última audiencia de testimonios del juicio por el atentado del 1° de septiembre de 2022. Gabriel Carrizo, detenido desde hace casi tres años, intentó justificar una serie de mensajes de tono autoincriminatorio al decir que se trató de «fabulaciones» que hacía producto de su tendencia al «humor negro».

Carrizo es uno de los acusados junto a Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó matar a la ex presidenta, y su ex novia, Brenda Uliarte, que estuvo presente en Juncal y Uruguay la noche en la que tuvo lugar el hecho. «Jamás en mi vida le deseé la muerte a nadie. Lo que dije fue en joda. Pensé que iba a terminar ahí. Yo nunca me imaginé en una cárcel y siempre evito a la gente que anda en cosas malas», afirmó este miércoles ante el Tribunal Oral Federal 6 (TOF 6), integrado por Sabrina Namer, Adrián Grünberg e Ignacio Fornari.

Si bien sumó algunos detalles sobre ciertos episodios, a lo largo de las tres horas en las que respondió preguntas de todas las partes, se encargó de ratificar algo que ya había planteado al principio del juicio: que los chats que lo incriminan fueron bromas que le hizo a su hermanastra y a otras personas con las que habló tras enterarse del atentado.

“El arma es mía” y otros textos incriminatorios

Uno de los mensajes por el que fue indagado se lo había mandado a su hermanastra. Fue a las 22:48 del 1° de septiembre, un rato después del hecho, y decía: «Andrea, el arma es mía». Sobre eso dijo: «Yo recuerdo haberle dicho que tenía el arma. Pero era una joda, una fabuleada. Yo me enteré lo que pasó por la tele. Empecé a ver memes y comentarios y dije ‘yo a este chabón (por Sabag) lo conozco’, y ahí empecé a hacer estas jodas».

Y agregó: «Mi hermana participaba del Polo Obrero y defendía a Cristina. Mi familia es re kirchnerista y yo le hacía la contra a mi papá para que se ponga loco. Lo sabe toda mi familia. Era una provocación, un estilo de humor”.

Atentado contra CFK: la declaración del jefe de los copitos en la recta final del juicio
Fernando Sabag Montiel, autor del intento de asesinato contra Cristina.

Los mensajes que, según Carrizo, no eran más que bromas están incorporados al expediente y muchos de esos se le mostraron durante su declaración de este miércoles. Dicen cosas como: «Recién intentamos matar a cristina»; «Mi empleado le quiso disparar»; «El trabajo si las cosas se dan bien lo voy a terminar yo»; «El arma es mía» o «No sé si es una buena noticia, pero el arma con la que intentó ponerla (sic) no es la mía, yo le di un 22 corto… Recién hablé con la novia y la tiene ella, así que mañana la vamos a ocultar».

Según el jefe de los copitos, todos esos mensajes que le mandó a diferentes personas cercanas eran «bromas», «jodas» o «fabuleadas». Esa fue la explicación que sostuvo a lo largo de su declaración para desligarse del hecho. Y hay una frase que pronunció y que permite dilucidar que su estrategia estuvo orientada a poner énfasis en ese punto. Fue cuando dijo: «Yo soy un pelotudo. He jodido con la muerte y con un montón de cosas, pero estoy hace tres años acá. Esto no le tiene que pasar a nadie. Una persona hace una broma y… tres años acá (NdR: preso). Esto no tiene que pasar… yo perdí un montón de tiempo, no se nada de mis hijos».

 Las sospechas

Claro que la explicación lejos estuvo de mitigar las dudas y sospechas de la fiscalía a cargo de Gabriela Baigún y de la querella que representan los abogados Marcos Aldazábal y José Ubeira. Más aún, porque Carrizo dijo que si bien en un momento comenzó a tener cierta preocupación ante lo sucedido, seguía con sus “bromas”.

El propio Ubeira fue uno de los que intervino para marcar esa controversia. «Usted se dará cuenta de que en determinado tipo de conversaciones dice cosas que tienen una determinada gravedad. Cuando usted contesta, dice que eran una broma, una ‘fabuleada’. Ahora, ocurrido el atentado, lo que no podemos determinar es su estado de ánimo. ¿Cómo puede ser que frente a un hecho de notoria gravedad usted podía seguir haciendo bromas y que eso tenga un grado de coherencia con su relato?», lo interrogó.

Atentado contra CFK: la declaración del jefe de los copitos en la recta final del juicio
El abogado Ubeira, querellante en nombre de CFK, cuestionó a Carrizo.

Foto: Pablo Añeli / Télam

Y Carrizo respondió: «La joda era para ver cómo reaccionaban. Yo iba a volver al barrio y decirles (a los destinatarios de esos mensajes): ¿Cómo te vas a creer eso de mi? Pero me empezaron a escrachar todos. En ningún momento participé o planifiqué o hice algo de lo que estaban diciendo».

Unos minutos después, la fiscal Baigún insistió en el asunto y el jefe de los copitos le respondió que “esto yo lo hago para mí, yo me río”.

Pero la acusadora reiteró la pregunta y le leyó los mensajes que escribió en dos estados de WhatsApp que subió después del hecho. Decían: «Seguro el próximo sos vos, Alberto. Tené cuidado» y «el gobierno es vulnerable. Espero que les quede claro: nosotros somos los que mantenemos a esos parásitos ahí arriba».

Ahí, el acusado respondió que esos mensajes sólo los podían ver los integrantes de un grupo personalizado de contactos. «Era para ciertas personas que yo seleccioné. Ahí había una lista de kirchneristas y era para que me respondan, yo responder y provocar», explicó.

Baigún insistió en que le costaba entender cómo después de haberse enterado del hecho podía subir esos estados y Carrizo se justificó una vez más: «Yo de chico llamaba al colegio para una amenaza de bomba. Una vuelta me hice el ciego y me lo creyeron». En ese momento soltó una carcajada y la fiscal lo paró en seco. Carrizo volvió a ponerse serio y respondió: «Lo de Cristina no me da gracia, estuve tres años pensándolo. Pero en ese momento no le tomé la verdadera importancia».

En varios momentos dijo que algunas de las descalificaciones que usaba en esos mensajes las había escuchado de discursos y videos de Javier Milei. «Parásitos» fue una de ellas.

Por fuera de eso, el dueño de la máquina que fabricaba los copos de azúcar que vendían Uliarte y Sabag Montiel dijo que «fue un error» haberles dado trabajo y haberla ayudado a la ex novia del atacante tras el hecho. «Ella me había dicho que no había tenido nada que ver en el asunto y el día 4 (de septiembre) me entero de que sí», sostuvo.

El último en consultar fue su defensor, el abogado Gastón Marano, que buscó aclarar algunos puntos de los mensajes que escribió su defendido. La última pregunta que le hizo fue si aprendió algo en los casi tres años que lleva detenido. «Por una boludez, que no es sólo eso, me hace reflexionar de que hay cosas que no me las tengo que tomar en joda, que tengo que ubicarme en ciertos momentos porque yo era demasiado desubicado. Por una estupidez mía no puedo ver a mis hijos, no puedo trabajar ni salir. Es una bronca bárbara», respondió Carrizo y largó un llanto.

Última audiencia testimonial

Como se mencionó antes, la declaración del jefe de los copitos sorprendió a todas las partes al final de una audiencia clave: este miércoles el TOF 6 dispuso la clausura de la etapa de testimonios e incorporación de pruebas del juicio. Antes de que Marano anunciara las intenciones de hablar de su defendido, por la Sala Amia del edificio de Comodoro Py habían pasado los últimos cuatro testigos.

Hasta ese momento, lo más álgido de la audiencia era la queja que presentó el defensor oficial de Brenda Uliarte, Eduardo Chítaro, frente a la negativa del tribunal para que declare una médica psiquiatra a la que se había convocado, pero que se encuentra bajo licencia psiquiátrica e incapacitada para cualquier actividad. La queja fue rechazada por el tribunal, el abogado interpuso un recurso de reposición para intentar una decisión favorable y por unanimidad fue rechazado.

El juicio por el atentado a Cristina Kirchner entró ahora en su fase final. Como en las próximas dos semanas habrá feria judicial, la presidenta del TOF 6, Sabrina Namer, dictó un cuarto intermedio para reanudar el debate el 13 de agosto. Ese día la querella hará su alegato de clausura. En las próximas audiencias lo harán la fiscal Baigún y los tres defensores.



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