El universo de las Artes Marciales Mixtas no deja de sacudirse cuando aparece su figura más carismática y polémica. Después de varios meses alejado de la acción, Conor McGregor volvió a ser protagonista con un anuncio que electrificó a los fanáticos: el irlandés comenzó los trámites formales para su ansiado retorno a la UFC, y lo hizo con una advertencia tan típica como aterradora. «Voy a provocar mucho daño«, lanzó, directo y desafiante.
El primer paso ya fue dado. McGregor reveló públicamente que ya está inscrito nuevamente en el programa de control antidopaje de la UFC, condición indispensable para poder volver a competir en el circuito profesional. Esta etapa es clave, ya que lo pone oficialmente en carrera para subirse otra vez al octágono, algo que muchos dudaban que sucediera. De esta manera, la maquinaria para su retorno comenzó a moverse, y con ella, la expectativa crece a pasos agigantados.
Un regreso lleno de promesas
En una entrevista reciente concedida a The Schmo, el ex campeón de Peso Pluma y Peso Ligero no se guardó nada. “Me están haciendo pruebas. Estoy en el grupo de control. Pensé que era para salir y volver, pero ya regresé. Así que prepárense y manténganse listos”, advirtió con la seguridad y el tono desafiante que lo caracterizan. El mensaje fue claro: McGregor quiere recuperar su lugar de privilegio y está dispuesto a todo para lograrlo.
Sus palabras no solo confirmaron lo que muchos esperaban, sino que también despertaron especulaciones sobre cuándo y dónde ocurrirá su retorno. Todo apunta a una velada histórica: el peleador adelantó que su objetivo es estar presente en “La velada de la Casa Blanca”, un evento previsto para el 4 de julio de 2026 que promete ser uno de los más icónicos en la historia de la promotora. La idea no solo suma presión mediática, sino que eleva la vara de lo que está por venir.
Una herida aún abierta y la sed de revancha
La última vez que McGregor pisó un octágono fue en julio de 2021, cuando enfrentó a Dustin Poirier por tercera vez en el marco del UFC 264. Aquella noche terminó de manera trágica para el irlandés, con una fractura escalofriante de pierna que lo dejó fuera de competencia durante un largo tiempo. Su regreso, inicialmente planeado para UFC 303, se frustró por una nueva lesión, esta vez en uno de sus dedos del pie. Desde entonces, los rumores no dejaron de girar, pero nada concreto se había confirmado… hasta ahora.
La declaración reciente no solo es una noticia deportiva: es un mensaje de guerra. Conor regresa con sed de venganza, con el deseo de cerrar una etapa dolorosa de su carrera y volver a escribir su historia con letras de fuego. Su nombre nunca desapareció del radar mediático, pero ahora vuelve al centro de la escena con el foco puesto en volver a la cima.
Jon Jones, ¿compañero de cartel?
Como si eso fuera poco, otro gigante del octágono también podría estar presente en ese evento legendario. Jon Jones, quien había anunciado su retiro semanas atrás, deslizó la posibilidad de formar parte de “La velada de la Casa Blanca”. «Creo que es emocionante. Muy emocionante. No puedo prometer nada, pero tengo la firme sensación de que estaré en ese evento«, confesó el también campeón, dejando abierta una puerta que muy pocos creían que volvería a cruzar.
De concretarse, la cita del 4 de julio de 2026 podría reunir a dos de los nombres más grandes de la historia reciente de la UFC en una misma cartelera. Un guiño al espectáculo, al marketing, pero también al legado. Y si hay algo que McGregor sabe hacer mejor que nadie, es transformar una pelea en un show mundial.
El regreso de una leyenda
El deporte necesita de personajes así. Conor McGregor no es solo un luchador: es un símbolo, una marca, una figura que trasciende lo meramente competitivo. Su regreso promete ser mucho más que una simple pelea: será un acto de reivindicación, de espectáculo y de gloria. Y si sus palabras son una promesa de lo que se viene, el mundo de las MMA está a punto de presenciar otro capítulo inolvidable.