Karina Milei y Santiago Caputo no romperán la sociedad que inscribieron con la llegada de Javier Milei al mundillo político allá por el 2021. Tampoco dejarán de tratarse y, mucho menos, bloquearán sus números de Whatsapp. Las dos manos derechas del presidente saben de memoria que en ellos descansa la estabilidad de un gobierno que sigue, pese a las rimbombancias y el apoyo popular, flaco de peso político. Por eso no quitaron de la agenda la reunión que tienen a solas todas las semanas en las oficinas que la secretaria general ocupa en el primer piso de Balcarce 50, a metros del Salón Martín Fierro que recluta a la tropa del asesor. Pese a todo, el show debe continuar.
Hay en la Casa Rosada un aire hostil, intenso. Una sensación de que todo está por volar por los aires, aunque nadie se atreva a predecir cuándo se dará el impacto. Este mediodía, después de un silencio ensordecedor tras el turbulento cierre de listas en la siempre problemática Provincia de Buenos Aires, Karina abandonó la templanza. “Acá no se viene a especular. Se viene a defender con uñas y dientes las ideas del Presidente. Y en esa batalla, la lealtad no es una opción: es una condición”, gritó a los cuatro vientos tuiteros la secretaria general. El posteo dejó una advertencia para quien quiera escuchar. “Quien cuestione a quienes llevan esa bandera no está criticando un armado; está cuestionando al Presidente”, sintetizó.
La contundencia de la hermanísima rebotó por todas las paredes del edificio de gobierno. El hilvanado final de los nombres que se incluyeron en las listas bonaerenses desató la furia de un importante sector de la militancia libertaria, quienes desproticaron contra el armador karinista, Eduardo “Lule” Menem, y su mano derecha, Sebastián Pareja sin un ápice de piedad. “Sos un hijo de puta”, reza uno de los posteos más fuertes enunciados por Esteban Glavinich, dueño de la cuenta @TraductorTeAma, una de las más populares dentro del espectro violeta. Como el de él, cientos de miles.
El riojano y el bonarense mantienen desde hace meses una puja con el espectro que comanda el asesor presidencial. Los constructores políticos de la hermanísima chocan de lleno con la estrategia electoral que el Mago del Kremlin libertario aspiraba a consolidar en el primer año impar del líder libertario en el poder. El conflicto es vox populi en las bases de ambos sectores, quienes ya no ocultan el desprecio mutuo que mastican.
Incluso, en La Misa, el programa que conduce el tuitero Daniel Parisini (conocido como Gordo Dan), se reconoció la turbulencia, pero a medias. El genetista silenció los micrófonos durante los casi cuarenta minutos que duró el descargo más esperado por el ecosistema libertario. Una jugada astuta del sector que venía de sufrir una humillación pública luego de sólo ser reconocidos en las listas con un recóndito lugar para el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, en la lista de la tercera sección.
El mutismo, sin embargo, no logró controlar a la tropa digital no-orgánica que defiende a capa y espada al presidente. Los cuestionamientos sobre los nombres de ex peronistas, funcionarios macristas y dirigentes ligados a Sergio Massa, Emilio Monzó y hasta el propio Axel Kicillof que integran las listas bonaerenses, no cesaron y desde la secretaría general entendieron que era momento de bajar línea. “La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires no es un armado más. No es un acuerdo de partes, ni una lista para salir del paso. Es una declaración de principios. Una expresión clara de quiénes están dispuestos a dar la pelea. No por un cargo, sino por una causa”, lanzó Karina sin avisar.
La primera lectura del largo pero contundente texto redireccionó todas las miradas hacia el asesor, quien bajó la estricta orden a toda su tropa de no emitir ninguna opinión respecto al cierre. El piberío de Las Fuerzas del Cielo cumplió a rajatabla y desde la semana pasada se mueven bajo el mantra silenzio stampa. Aunque los focos nunca dejaron de alumbrarlos.
En el caputismo, con una admirable capacidad para desestimar lo que ocurre a su alrededor, no se dieron por aludidos. No sólo afirman que entre el asesor y la hermana presidencial no existe ningún ruido. Insisten en que jamás lo habrá. En rigor, los dos vértices del Triángulo libertario nunca cortaron sus encuentros semanales. Fue la única dinámica que se mantuvo desde el inicio de la gestión. Ya no son tan habituales las cenas de tres en Olivos y Caputo ni siquiera esconde su nula voluntad de participar de la mesa política que encabeza Karina todos los martes en las oficinas del ex Ministerio del Interior.
La jugada es astuta. Esta semana Tomás Vidal, uno de los fundadores de la consultora en la que el ahora gurú libertario trabajó por una década, participó de una reunión junto al equipo de campaña que acondicionaron Karina y Lule Menem. La cumbre sirvió para tener un primer vistazo de la hoja de ruta que los ex peronistas habían diagramado para la elección de candidatos y la puesta en marcha de la campaña bonaerense, el primer gran test electoral del gobierno. Fue toda una sorpresa cuando blanquearon que no existía una estrategia y que las nóminas habían sido llenadas sólo gracias a la rosca.
Como sea, dentro del oficialismo coinciden en que la premisa “kirchnerismo o libertad”, el slogan que aportó el propio Caputo para disputar la campaña porteña, será la insignia de esta nueva contienda. Con el eje puesto en contrastar y rebatir la gestión de Kicillof, los discursos de los candidatos se enfocarán en los ejes de seguridad y el gasto público, dos ítems sensibles para el electorado. Mientras tanto restará develar si Javier Milei está dispuesto a bajar al territorio y hacer campaña por quienes no tiene ni un poco de aprecio. Los manejos presidenciales indican lo contrario. Pero en La Libertad Avanza, la que manda es Karina.
