¿Cuándo se desnudó la verdadera esencia del gobierno libertario frente al público al que se había vendido -y había logrado convencer- de que era lo nuevo y puro de la política argentina? ¿Acaso fue el 14 de febrero cuando Javier Milei, la personificación del outsider del sistema que viene a recomponerlo, promocionó una cripoestafa desde el lugar más alto del Estado y sepultó su creación más preciada, la del supuesto restaurador del país hecho pedazos por la casta? ¿O fue cuando el desgobierno quedó al descubierto con la administración de fentanilo contaminado que terminó con la vida de 124 personas, la cifra de muertos que actualizó en las últimas horas el juez federal Ernesto Kreplak a cargo de la investigación?
La lista podría ser mucho más extensa, aunque hay dos casos imposibles de dejar afuera: las presuntas coimas en ANDIS que viralizó el ingenio popular con “alta coimera”, canción dedicada a Karina Milei, y el vínculo de José Luis Espert con el empresario sospechado de narcolavado Federico “Fred” Machado, que dinamitó su candidatura como cabeza de lista de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires.

Gobierno sin control
En definitiva, hace más de seis meses que el gobierno de Milei perdió el control y actúa a la defensiva, sin poder retomar la iniciativa. Sucede, además, en un contexto de ajuste, de actividad económica estancada y salarios empobrecidos. Ocurre en medio de una tensión financiera que no cede ni siquiera cuando La Libertad Avanza entrega la llave de la Argentina a EEUU y el FMI.
Es, eso sí, un gobierno que en 2025 entró en modo completamente transparente. Las estafas, coimas, entregas y saqueos se hacen a cielo abierto al igual que la brutal represión y los ataques a la clase trabajadora. En medio de esta etapa, el mileísmo recibió una paliza en las elecciones de la provincia de Buenos Aires donde el peronismo, además, empezó a mostrar otro camino posible para el país. La debatida discusión del desdoblamiento envejeció bastante mejor de lo que se creía. La votación bonaerense de septiembre revitalizó a la oposición y motorizó nuevas derrotas para un gobierno que todavía procesa sin éxito el contundente mensaje de las urnas.

En tres semanas, el domingo 26, la población volverá a votar en una elección nacional que el propio oficialismo define como profundizar el cambio o volver a retroceder. Será a cinco días del final de octubre, un dato para nada irrelevante en la economía cotidiana. Los 24 senadores y los 127 diputados que renovarán la composición del Congreso nacional se elegirán cuando la mayoría de los electores no alcance llegue a fin de mes con el ingreso laboral que gana por su trabajo. El sueldo ya será parte del pasado a diferencia de la timba, las coimas y el ajuste más grande de la historia.

Foto: Edgardo Gómez