José Antonio Kast, chileno hijo de Miguel Kast Shindele, alemán militante del partido nazi emigrado a Chile después de la segunda Guerra Mundial, ganó las elecciones celebradas en Chile el 14 de diciembre de 2025.
Kast se postulaba por tercera vez y nunca ocultó ni sus orígenes familiares ni su admiración por el sanguinario dictador Augusto Pinochet y su modelo ultraliberal en lo económico y fascista y represivo en lo político.
Vale decir el pueblo chileno con un 59% de los votos eligió el retorno del pinochetismo al palacio de La Moneda en elecciones pacíficas y democráticas.
El hecho merece un análisis profundo, sereno y severo.
En la convulsa historia latinoamericana son muchas las democracias que emergieron como democracias pactadas con regímenes dictatoriales y la inestable democracia ecuatoriana surgida en 1979 es un caso. Pero el gobierno militar ecuatoriano no fue nunca ni ultraliberal en lo económico, ni represivo y sanguinario en lo político.
En Chile, Augusto Pinochet, sanguinario y corrupto, siguió siendo jefe de las Fuerzas Armadas de Chile con varios gobiernos civiles elegidos sólo parcialmente democráticos. Porque el jefe de Estado no tenía la potestad fundamental que tiene en cualquier democracia que es designar al jefe de las Fuerzas Armadas. Chile ha sido un paradigma de democracia tutelada.
Cuáles son los pilares de la democracia tutelada chilena:
1)La Constitución pinochetista que recorta los poderes de los gobiernos electos y otorga a las fuerzas armadas un poder tutelar.
2) Los enclaves autoritarios legalizados que limitan la capacidad de gobiernos electos para implementar reformas.
3) La autonomía presupuestaria y administrativa de las fuerzas armadas. Estas son una suerte de “estado dentro del estado”
El estallido social que lideró Gabriel Boric parecía un despertar de la sociedad chilena contra la democracia tutelada que desnudaba las falacias de un modelo económico chileno supuestamente exitoso, concentrador de la riqueza, excluyente. Un espejismo bien vendido por los medios de comunicación
Boric presidente resultó una prolongación de ese espejismo. En lo interno no pudo cambiar nada sustancial al fracasar en la sustitución de la constitución de Pinochet. En lo internacional eligió mal a sus adversarios y peor a sus aliados. Una prueba dramática es que se integró mansamente a la rusofobia occidental y es un ardiente admirador del ilegítimo Volodímir Zelenski.
Al fracasar el gobierno de Boric la ultraderecha ganó el imaginario colectivo y triunfó en las elecciones de 2025. Hace 5 años las encuestas en Chile mostraban que el tema del cambio de la democracia tutelada era la aspiración mayoritaria de los chilenos. Hoy después de que Boric gobernara cuatro años los temas principales de los chilenos son mayoritariamente la seguridad y el desempleo.
Sería injusto responsabilizar sólo a Gabriel Boric de la tragedia política que es el retorno Electoral del pinochetismo al poder. En Chile como en las tragedias griegas todos los actores políticos democráticos han apostado al actual desenlace durante décadas.
Es importante evocar la práctica del político académico ecuatoriano Rodrigo Borja, fallecido este diciembre de 2025. Cuando ejerció la presidencia sólo asistió a los actos oficiales de la posesión de Patricio Alwin, cuando Pinochet ya había hecho entrega del poder.
Una vez Augusto Pinochet como jefe del Ejército del Chile de la democracia tutelada pretendió visitar Quito de vacaciones y Borja como presidente socialdemócrata de Ecuador lo expulsó.
Esas lecciones de consecuencia democrática no pueden ser olvidadas por nadie en Latinoamérica y en especial por los chilenos, particularmente el 40% que votó por la candidata Jeannette Jara.
Como tampoco deben olvidar que en su Enciclopedia política, Borja definió al pinochetismo como la esencia de la negación de la democracia, sistemáticamente violador de todos los derechos humanos políticos, económicos , sociales, culturales.
Y que en su obra magna Borja también definió al oportunismo político como práctica inherente a políticos de geometría variable que han convertido a la ciencia del poder en la “ciencia del oportunismo”.
